Broadway en La Habana
De vuelta al musical es una suerte de collage, dirigido por Alfonso Menéndez, que desde la pasada semana atrae a amantes de las comedias musicales al Anfiteatro de La Habana Vieja.
Con un elenco dominado por jóvenes de la cantera del Teatro Lírico Nacional de Cuba, las obras se caracterizan por una cubanísima apropiación vocal de los clásicos.
El compendio incluye obras como El mago de Oz, El fantasma de la ópera, Chicago, Cabaret, La viuda alegre, Evita, Cantando desnudos, Moulin Rouge, Singing in the rain o New York, New York.
Destaca la novedad del espectáculo con el estreno de los temas Yo tuve un sueño y La canción del pueblo, tomados de la pieza Los miserables, de Claude-Michel Schonberg.
Menéndez ya legó al público cubano sus versiones de otras obras de estilo Broadway, como El Rey León y la inevitable Cats, con su empalagoso e hipnótico tema insignia, Memories.
Con un teatro vernáculo que inmortalizó a personajes como la Mulata, el Gallego y el Negrito, Cuba cuenta además con musicales de gran calado, como De película o Vida y Muerte Severina.
Entre los prejuicios que enfrentó el musical en Cuba sobresalió el criterio de que era banal, frívolo y que su elevado costo en vestuario y atrezzo carecía de sentido en la crisis económica.
Sin embargo, la tradición del teatro musical cubano se remonta a casi un siglo atrás, cuando escenarios como el Edén Concert o el Casino Nacional heredaron el gusto por las revistas y zarzuelas. (PL)