Arco cerró con caso de censura y éxito en ventas
Apenas comenzaban a enfriarse las cenizas de la polémica por la sentencia contra el rapero Valtònyc, el mundo del arte español volvió a ponerse al rojo vivo en torno a los límites de la libertad de expresión, el buen gusto y el dinero.
Esta vez ha sido el turno del controvertido fotógrafo Santiago Sierra, cuya instalación titulada ‘Presos políticos en la España contemporánea’ destinada a una galería de la Feria de Arte (Arco) de Madrid, fue retirada horas antes de abrirse al público.
El argumento esgrimido por los responsables de Ifema, el recinto que albergaba la muestra, la obra fue apartada de la circulación, “censurada” para la mayoría de artistas, “porque perjudicaba la visibilidad del resto de las exposiciones”.
La composición de Sierra se componía de 24 retratos fotográficos de “reconocidos encarcelados” que aparecían pixelados y sin nombre. Cada imagen era acompañada de una breve explicación de los motivos por los que están en prisión y un número.
Entre ellos se encontraban el exvicepresidente de Cataluña, Oriol Junqueras; Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, los titiriteros que hace un año fueron detenidos y juzgados por una sátira a la justicia española, activistas del 15M y varios jóvenes que apoyaban ideológicamente los postulados de ETA.
En una entrevista con el autor realizada horas después de la retirada de su obra, en la que participó EL TELÉGRAFO, Sierra censuró la actitud “dictatorial y triunfante” de la dirección de Ifema y mostró su sorpresa por la inacción de los responsables de Arco.
El autor no albergaba dudas de que su trabajo fue censurado “por motivos políticos” derivados de la “histeria colectiva que se vive con el tema del procés” catalán. No es el primero que tiene unas medidas tan drásticas.
Desde que en 2015 entró en vigor la nueva Ley de Seguridad Ciudadana se desató una auténtica guerra político-cultural sobre la libertad de expresión, información o manifestación en España.
La acumulación de casos similares, incluso más graves, que el suyo se suceden. Los últimos fueron dos mazazos judiciales con una indudable repercusión social. El primero, la condena a tres años y medio de cárcel del rapero mallorquín Josep Miquel Arenas, Valtònyc, por algunas de sus letras; y hace apenas unas semanas el secuestro judicial del libro ‘Fariña’, escrito hace tres años por el periodista Nacho Carretero, tras aceptar el tribunal la petición de un exalcalde del PP que aparece en la novela, condenado y más tarde absuelto en un caso de narcotráfico.
Precisamente, al ser preguntado Sierra por los motivos que impulsan el aumento de estos castigos y el veto particular sufrido por sus fotografías, respondió que “es obvio. Lo importante es lo que no está sucediendo. Me refiero al plante de la sociedad frente al neofascismo imperante”, sentenció.
Sin embargo, el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, negó taxativamente que el ejecutivo de Mariano Rajoy haya presionado a los responsables de Arco para retirar esta exposición.
“Respetamos la libertad de expresión. Si los que han tomado la decisión lo han hecho para evitar la polémica creo que han conseguido el efecto contrario y que no se hable de lo importante”, apuntó.
En idéntica línea se expresaron PSOE y Ciudadanos, mientras que Podemos calificó este hecho como “síntoma de la regresión de las libertades civiles que se está produciendo en España”.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, declinó acudir a la inauguración de Arco en señal de disconformidad por la retirada de la obra.
Carmena, nada proclive a las declaraciones polémicas, calificó la decisión como “muy grave”, “penosa” y “partidista” y pidió a Ifema una rectificación porque, en su opinión, retirar una obra de arte es “un retroceso en la democracia”.
Sobre este asunto, el propio autor aseguró que tanto la galerista como Arco “conocían el contenido” de ‘Presos políticos en la España contemporánea’ “y aunque no pensaba en esta feria para hacerlo público, acepté encantado porque es una magnífica caja de resonancia”.
Al margen de la polémica ocasionada por esta decisión, Santiago Sierra no está catalogado de artista oportunista por el mundo de la cultura, como algunos analistas han asegurado estos días.
Su carrera, en cambio, está plagada de obras políticas que entran de lleno en los debates sociales del momento. Una de las más polémicas fue, sin duda, su intervención en el pabellón español de la Bienal de Venecia de 2003 en la que, para denunciar los problemas migratorios que se producen en las fronteras de los estados, obligaba a los visitantes a identificarse previamente como “súbditos del Reino de España”.
Los extranjeros que querían ver la muestra eran vetados. Siete años después volvió a mostrar su carácter indoblegable al rechazar el Premio Nacional de Artes Plásticas con el argumento de que él era “un artista serio”.
Pese a que eran cerca de 300 los artistas convocados por Arco en esta 37 edición, la obra de Santiago Sierra se convirtió en la estrella sin ser exhibida al público ni un minuto.
Horas después de ser retirada fue adquirida por un socio del administrador principal del grupo audiovisual español Mediapro, Jaume Roures. Su precio en el mercado es de 96.000 euros, unos $ 118.027.
Perú, invitado del próximo año
Este domingo cerró el encuentro con un crecimiento en las ventas. De acuerdo a una estimación provisional de la dirección, estas crecieron este año entre el 10% y 20%, y han hecho de 2018 “el mejor año desde el comienzo de la crisis”, señaló Carlos Urruz, director de la feria que se desarrolló en el recinto de Ifema de Madrid entre el 21 y 25 de febrero.
En Arco 2018 participaron 207 galerías de 29 países, con una apuesta de contenidos de “alta calidad”, en una edición marcada por el regreso tras años de ausencia de importantes galerías internacionales, como Alexander & Bonin, Team y Thaddaeus Ropac, además de Hauser & Wirth, que lo hizo el año pasado. El próximo año Perú será el país invitado.
Cuatro ecuatorianos participaron en Arco
Las instituciones gubernamentales en España no pudieron dar cuenta de la participación de artistas ecuatorianos en una de las ferias de arte contemporáneo más importantes, pues este estuvo mediada por una galería madrileña, la Ponce+Robles.
Representados por esta galería participaron este año en Arco cuatro ecuatorianos: Ricardo Coello Gilbert, José Hidalgo Anastacio, Óscar Santillán y Karina Skvirsky.
El guayaquileño Ricardo Coello presentó en esta ocasión la obra ‘Linderos de un espejismo’, una intervención al libro ‘El Quijote de La Mancha’. También expuso ‘Eclesiastés 7,26’, una obra que pertenece a una serie de anagramas realizados a partir de citas bíblicas; los textos alterados corresponden a citas cuyo contenido original promueve la misoginia, la homofobia, la esclavitud y otros tipos de odio y violencia. Serie iniciada en 2013; continúa en desarrollo.
Por su parte Skvirsky, quien reside en Estados Unidos, presentó una serie fotográfica que corresponde a su recorrido para el registro de la obra ‘The Perilous Journey of María Rosa Palacios’. La artista hizo el mismo recorrido que su abuela cuando salió del Chota a Guayaquil en mula para trabajar con una familia rica.
Saldos de Arco
- Participantes. En Arco 2018 participaron en total 207 galerías de 29 países, con una apuesta de contenidos de “alta calidad”, en una edición marcada por el regreso tras años de ausencia de importantes galerías internacionales, como Alexander & Bonin.
-12 artistas fueron adquiridos por el Museo Reina Sofía, entre ellos Mathias Goeritz (México) por $ 478.501.
- Lemas. El lema del encuentro fue “El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”, y el año que viene la organización ya ha anunciado que se volverá a contar con un país invitado, que será Perú. (I)