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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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América, el retrato que hizo Warhol de un país extraviado

Madrid, España.- A lo largo de su vida, Andy Warhol escribió una larga carta de amor a América que se resume en el libro que dedicó a su país, al que retrata en imágenes en blanco y negro y sobre el que reflexiona en los textos que acompañan sus fotografías.

Publicada por primera vez en castellano por el sello español Siruela, la obra ha sido traducida por Estrella de Diego, autora también de una presentación en la que considera que “se trata de un libro fundamental, prodigioso en sus pensamientos premonitorios de un futuro que ha resultado ser muy semejante al momento presente”.

Nacido en Pittsburgh el 6 de agosto de 1928, 85 años después de esa fecha y de los 26 años transcurridos desde su muerte en Nueva York, Andy Warhol sigue siendo uno de los creadores más presentes en la escena artística internacional.

Libros, exposiciones y las altas cifras en las que sus obras son vendidas en subasta, son prueba de la popularidad y el interés por el artista, el cual se ha ido acrecentando con el tiempo. Durante 2012, y por tercer año consecutivo, las obras de Warhol arrasaron en las subastas, con unas cifras de venta que llegaron a $ 329 millones, mientras que el pasado miércoles el artista batió su propio récord al venderse en Nueva York su obra Silver Car Crash (Double Disaster), por $ 105,4 millones.

El libro vislumbra
a un Warhol preocupado por los asuntos sociales y
la crisis económica.
Obra básica para comprender los ochenta, para Estrella de Diego resulta asombroso observar la actualidad de muchos de los temas tratados en América y adivinar el compromiso social, y por eso político, de Warhol, que sus páginas traslucen. “Es uno de sus escritos más radicales, una curiosa mezcla de reflexiones y fotografías”, escribe la especialista en arte contemporáneo, quien considera que América “es todo lo que uno espera del país, en sus estereotipos más extendidos, y todo lo que no sospecha siquiera de ese país que Warhol entiende bien”.

Peleadores de lucha libre, viejas estrellas, deportistas, políticos, actores, ricos y famosos junto a gentes sin techo que deambulan por las calles encuentran lugar en estas páginas, en las que aparecen dos temas clásicos de Warhol: amor y muerte.

Además, el libro deja “vislumbrar un Warhol preocupado por los asuntos sociales y hasta claramente inscrito en la crisis económica de mediados de los ochenta del XX”.

“Se trata de un libro fundamental, prodigioso en sus ideas premonitorias”, dijo la traductora.En opinión de Estrella de Diego, en América se presenta un Warhol diferente al del resto de sus textos y no solo por el poder inmenso de las fotografías, que contribuyen a establecer una complicidad enorme con el lector y acercan al Warhol documentalista, quizá el menos conocido y el menos estudiado.

En el prólogo del libro, Warhol escribe: “Todo el mundo tiene su propia América y luego tiene los trozos de una América de fantasía que creen que está ahí, en alguna parte, pero que no pueden ver”.

El artista confiesa en el texto que él es un tipo de persona que se siente feliz de no salir, “mientras sepa exactamente lo que está pasando en los sitios donde no estoy. Soy del tipo al que le gusta quedarse en casa y ver todas las fiestas a las cuales le invitan en un monitor de su alcoba. Creo que cuanta más información te den, menos fantasías tienes”.

En las 230 páginas, Warhol va vertiendo ideas y deseos como el que se refiere a que le gustaría que alguien estupendo llegara a la política y convirtiera otra vez en respetable el hecho de ser pobre. “Porque ya no se oye aquella expresión de ‘pobre pero honrado’”.

Confiesa que esperaba que llegara una persona maravillosa de verdad a la vida pública. "Veo la tele los domingos por la mañana buscando algún político que pueda gustarme, pero todo lo que encuentro son tipos asustados de perder el empleo, tratando de hablar durante treinta minutos sin que los despidan".

Tras afirmar que “nosotros somos los estados que quisieron unirse para formar el mejor país del mundo y somos el único país que quiso que la palabra formara parte de su nombre”, concluye la introducción afirmando que América “es una palabra preciosa, y todo el mundo sabe que somos nosotros”.

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