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El Telégrafo
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TOLAS PREHISPÁNICAS SE CONSERVAN EN QUITO

La Amazonía tendría una ancestralidad mortuoria particular

Este viernes, la visita a las criptas de la iglesia de El Carmen Alto, también en el centro, se repetirán a las 16:00; en la mañana y tarde habrá disertaciones.
Este viernes, la visita a las criptas de la iglesia de El Carmen Alto, también en el centro, se repetirán a las 16:00; en la mañana y tarde habrá disertaciones.
Foto: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
27 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

La ritualidad funeraria de la Amazonía fue uno de los primeros temas a tratarse en el I Encuentro de Cultura Funeraria, que se desarrolla desde ayer, y hasta esta tarde, en el Museo de la Ciudad de Quito.

A las 09:30, la mesa ‘Ritualidad funeraria ancestral en el sitio de Quito: el caso del cementerio de la Capilla’ tuvo como ponente al yachag Jaime Pilatuña Lincango, quien relató una experiencia familiar, con un hijo que perdió y volvió transformado en otro de sus descendientes. “El olvido, como una ‘memorialidad del cuerpo’, convoca una nueva forma de existencia en la Amazonía”, explicó Kati Álvarez a más de un centenar de asistentes apostados en las sillas del convento.

“Los huaorani creen en una metamorfosis total de los muertos. Los enterraban en fosas de hasta tres metros de profundidad para evitar que los jaguares se los lleven”, recordó Álvarez. En caso de que los felinos salvajes se llevaran los cuerpos, estos reencarnarían en crías de jaguares, hembras y machos, según la mitología de esa cultura.

“La interpenetración de esencias -dijo Álvarez- conforma el imaginario de la cultura huao, en la cual, por ejemplo, las madres llaman hijo-jaguar al más fuerte de su familia”. Comúnmente, en otras culturas amazónicas, los cadáveres suelen dejarse en la selva por el peso de sus cuerpos. Esto tiene un sentido en cuanto al olvido, que es la esencia de esta región.

La ritualidad se expresa en entierros al lado de las chontas que sembraron en vida los difuntos. “Es una ancestralidad que consume vida. La ruptura definitiva con el otro es parte de esa ritualidad”, explicó la doctoranda de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Las prácticas funerarias en las culturas amazónicas ecuatorianas le permitieron concluir a la investigadora que “en la Amazonía hay una ancestralidad mortuoria particular”, pese a que otros antropólogos han llegado a decir que esa ancestralidad no existe.

Las sociedades prehispánicas tuvieron rituales mortuorios que tienen su mayor testimonio en los vestigios, como los que se conservan, y recrean, en el Museo de Sitio de La Florida, norte de la ciudad.

‘Las prácticas de inhumación y ritualidad en el Quito precolombino’ fue el tercer tema tratado en el encuentro, que continuará hoy. Fernando Arteaga, coordinador de sitios arqueológicos del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), recordó que en el Museo de Sitio de Tulipe se preservan tolas.

“Los yumbos se asentaron en esa parte de Pichincha, en la actual Nanegalito y los arqueólogos (que trabajaron) en la zona contaron que olieron el hollín al excavar las tumbas -dijo Arteaga-; eso daba cuenta de la ritualidad, que incluía la quema ritual en las tumbas”.

“La necrópolis de La Florida es un lugar para celebrar la muerte, en que el pensamiento fúnebre prioriza la idea de fertilidad, convivencia de la naturaleza y dualidad complementaria”, explicó el delegado del IMP, quien culminó su exposición con la proyección de un video sobre el museo de sitio mencionado. (I)

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