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Amaru Cholango: “Se quedaron en el tiempo del indigenismo”

Amaru Cholango: “Se quedaron en el tiempo del indigenismo”
17 de febrero de 2013 - 00:00

El artista indígena  Amaru Cholango, que reside actualmente en Alemania, permaneció cerca de un mes en el país y durante su estadía alertó de un supuesto mal manejo de una de sus obras -‘Las carabelas de Colón aún navegan en tierra’- por parte de  la Fundación Museos de la Ciudad (FMC), de Quito. Antes de partir a México realizó una performance en la Plaza de la Independencia, denominada “La cultura al poder” y contrató a un abogado para darle  seguimiento al caso. 

Desconfiado por lo sucedido, asegura que no tiene esperanzas de ganar el proceso legal, en caso de que llegue a darse.

¿Existe algún resultado del reclamo que hizo contra la Fundación Museos de la Ciudad?

 De lo que sé, están tratando de desvirtuar la obra y la performance, pero creo que la historia los juzgará. Es un poco triste que en el propio país a uno lo desconozcan. Han tratado de disminuir mi trabajo.

Según la institución, usted había sido autorizado a llevarse las canoas que había aportado, con la debida entrega-recepción, pero no lo hizo...

No es verdad, tengo un documento en el que se indica que antes de regresar a Alemania vine a retirar las obras. Traje un camión al museo para llevarlas, pero se me prohibió hacerlo. Ana Rodríguez (directora de la FMC) me escribió una carta en la que indicaba que la obra generaba  contaminación y que había que incinerarla.

Yo accedí para no tener problemas, pero  soy el autor de la obra. Es como si cogieran un cuadro de Guayasamín o Kingman, lo cortaran y lo pusieran de mantel.

Hay quien cree que la instalación solo tiene  valor artístico cuando está expuesta en el museo...

No es cierto. Es una obra de arte fuera, dentro o donde quiera. No hay diferencia entre un dibujo, una pintura, una instalación o una foto de quien quiera que sea, todo es válido.

Usted  pide un pago por 48.000 dólares por “Las carabelas...”, ¿cómo llegó a este  monto?

No soy yo el que pone los precios, eso lo pone el mercado, eso depende de la cantidad de exposiciones que se ha hecho, de la experiencia, de los museos donde ha expuesto. Otras obras que estuvieron en el Museo de la Ciudad estaban entre los  32, 34 y 35 mil dólares.  Es cómo el artista se ha desarrollado en el medio social, eso es lo que vale la obra. Aclaro además que nosotros no hemos dicho que el museo nos compre  la obra, ellos se inventaron eso. No quieren reconocer su error.

Usted asegura  que desde el Estado ecuatoriano el reconocimiento a su obra no existe y que en Alemania no hubiera pasado esto. ¿En qué se sostiene?

Hace algunos años yo me tomé una plaza en Alemania para protestar contra la guerra y la destrucción del hombre, vino la policía y al ver que yo  era el autor, pues  ya era conocido en ese país,  se retiró.  El arte tiene la obligación no solo de decorar sino de dialogar con la ecología, con lo social y  lo espiritual.

En una performance que hizo, dijo que “el arte ha muerto” porque no se da apoyo desde el Estado a la cultura. Pero, ¿el actual Ministerio de Cultura no es el que más ha hecho por los artistas?

Es una pena, hay errores muy grandes, son aparatos burocráticos. Para hablar de mi obra destruida fui para allá y de ahí me mandaron a diferentes oficinas. Son aparatos burocráticos que no funcionan. Además tienen un desconocimiento de lo que es la política cultural nacional e internacional.

¿Cuál es el desconocimiento que existe desde el Ministerio?

A nivel nacional. Está bien que se invierta dinero para el arte, pero tienen un desconocimiento total, se quedaron  en el tiempo del indigenismo, sin mirar el arte contemporáneo. Por ejemplo, cuando usted va a una exposición en México, le llevan todavía a Guayasamín;  pero ya no es su tiempo, sin desmerecer su trabajo. Estamos en el siglo XXI y hay que exponer  y adquirir las obras de los  artistas actuales. Ésa es una falla que se ve en el exterior.

Entonces, ¿es responsabilidad del Estado adquirir las obras de los artistas que están emergiendo?

Claro, no hay una colección de arte contemporáneo, hay un hueco ahí.  En unos 20 años más se preguntarán qué pasó con las obras de Cholango, porque nadie tendrá una.
Cuando hizo una performance, donde simbólicamente se autoproclamaba como Ministro de Cultura, ¿qué quiso plantear?

Eso no es cierto. Solamente  me  preguntaron cuándo regresaría  al país y entre risas yo dije que si me dan el puesto del Ministerio podría venir.

Entonces, ¿regresaría al país si le dieran algún cargo de autoridad cultural?

Sí, por eso   podría venir. Poetas como Pablo Neruda han tenido cargos. No hay contradicción en eso.

¿Pero, usted regresaría al país aún cuando ha señalado que existe profundo racismo y niveles de corrupción alarmantes?, ¿en qué se basa para afirmarlo?

Yo soy nacido en Pinchucajas y he sufrido desde pequeño todo el racismo que existe en Ecuador, que es más fuerte que en Alemania. Desde niño, por ser Cholango, me ponían apodos. Uno está segregado desde la escuela, ese es el racismo que tenemos en el país.

La cultura debe pulir esos límites y aquello, en las leyes, se logra con la   plurinacionalidad y la interculturalidad.

Pero en Europa hay una suerte de rechazo al extranjero, desde las mismas leyes que limitan su ingreso y persiguen al indocumentado, ¿ese no es un racismo más exacerbado?   

Claro que hay racismo, no quiero decir que no exista en Europa, pero se puede ver que en Ecuador ese problema está aún con fuerza en la sociedad.    

Si su obra, como  lo ha dicho, apunta a la descolonización,  ¿cómo afronta estos problemas?, ¿cómo dialoga con la comunidad?  

Mi obra ya es  conocida en Europa, y por otro lado, si la conoce la gente culta, eso está muy bien. Las instituciones  no pueden aceptar que un indígena esté haciendo arte contemporáneo, parece hasta un acto de desgracia. Antes existía el indigenismo, o sea, una corriente en la que al indígena se le veía como un ser caído. Ahora estamos en el siglo XXI y  haciendo arte contemporáneo; ya se terminó esa época.   

Las luchas sociales a través del arte ... ¿no sería mejor trabajarlas localmente?

No se puede desligar las lógicas económicas de las políticas  culturales de un país. La cultura, la política y la economía son como una; son tres partes totalmente independientes, pero interrelacionadas; solamente así se puede concebir un sistema social.

No teme que en Alemania vean  su propuesta como un tipo de folclor, llamativo,  sin mayor trascendencia

Hay una cosa aquí o en Europa y se llama arte contemporáneo; ya no es el cubismo, ni el impresionismo,  es un arte individual. Por eso es arte comtemporáneo y no necesariamente tiene que ser folclorista. En mi obra no hay folclorismo; es política porque estoy defendiendo los valores de nuestros antepasados, la cultura indígena, y por otra parte  la religiosidad indígena. Quizá por el pensamiento original andino que tengo es reconocida en Europa. Si no fuera original, solo sería un copia.

Entonces, ¿el arte no ha muerto?

No ha muerto. Cuando dije en Cuenca que el arte ha muerto fue una provocación y es una forma de decir que el arte en realidad va en los ciclos de nacimiento y muerte, como el cubismo pasa y de nuevo viene otra época, asimismo es el arte. También el arte ha muerto y emerge, tiene un nacimiento y tiene un renacer y eso es lo que quise decir en la bienal.

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