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Adrián Balseca recorre la selva con sonidos

La canoa de aguano construida por comunidades achuar navegó equilibrada con tanques laterales.
La canoa de aguano construida por comunidades achuar navegó equilibrada con tanques laterales.
Foto del archivo de Adrián Balseca.
15 de julio de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

La fachada del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) tiene las ventanas del ala norte tapizadas y una placa en la que está la frase “El Oriente es un mito”, del expresidente Galo Plaza Lasso (1906-1987).

Tras las ventanas se ha formado una cámara oscura en la que es posible escuchar los sonidos de la Amazonía, en un viaje que es el centro de la exposición “Grabador fantasma”.

La placa de bronce también estuvo cuando la muestra se montó en la Bienal de Cuenca de 2018 y resume lo que Plaza Lasso explicaba sobre el petróleo en la campaña presidencial de 1948.

Hoy se lee como una paradoja. La investigación en que se basa la muestra es de Adrián Balseca, quien empezó a trabajar en 2016 sobre la explotación del caucho.

“El extractivismo minero es un tema actual”, que está en debate, dice Balseca, quien antes exploró la historia de energías fósiles, como el petróleo, elementos que replantean la historia nacional.

La primera vez que exhibió su búsqueda sobre el caucho en Azuay, la canoa que ahora está en la cámara oscura estuvo sobre las turbinas de la planta eléctrica “Luz y Fuerza”, de 1916.

Al ser una de las primeras en llevar energía a familias cuencanas -desde las orillas del río Yanuncay-, la planta era la metáfora del progreso, aparente motivación de la explotación de recursos naturales.

En el proyecto de Balseca colaboraron miembros de Kara Solar, una organización que se ha concentrado en nueve comunidades achuar (situadas a lo largo de 67 kilómetros cerca de los ríos Pastaza y Capahuari).

Allí construyeron dos canoas en madera de aguano, que desembarcan en estaciones de recarga y navegan con energía activada por paneles solares, recurso mejor explorado fuera del país.

Los caminos de colonización en la selva, en busca del caucho, son objeto de su investigación. “Decidí voltear a ver el proceso que le antecedió, iniciado a fines del siglo XIX, hasta 1912”.

Esos caminos están rodeados de mitos, como el de la conquista de El Dorado, pero siempre relacionados al progreso e industrialización.

El artista Adrián Balseca (foto), en la “sala de contexto” de la muestra “Grabador fantasma”, en el Centro de Arte Contemporáneo, en Quito.El artista Adrián Balseca (foto), en la “sala de contexto” de la muestra “Grabador fantasma”, en el Centro de Arte Contemporáneo, en Quito. Foto: Cortesía

La película Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1982) se relaciona con la muestra.

Al haberse construido desde los diarios de Brian Fitzgerald, explorador del caucho, el filme muestra una escena en la que el actor Klaus Kinski navega con un gramófono a bordo, que reproduce música clásica. En “Grabador fantasma”, en cambio, el gramófono de la canoa reproduce los sonidos de la selva.

Las grabaciones se hicieron en el río Bobonaza. A través de un control remoto registraron sonidos diversos, como ladridos de perros o motores de una mecánica cercana.

Un hueco en el techo del ala norte deja pasar la luz del día hacia la canoa. “Muchos de los miembros de comunidades no contactadas fueron obligados a trabajar en fondos caucheros, que administraban las compañías inglesas”, explica Balseca, pero eso menguó cuando hubo plantaciones en el sudeste asiático y, luego, cuando se crea el caucho sintético, hecho con petróleo.

Queda la infraestructura que ocuparon las petroleras y el mito vuelve a renacer. (I)

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