Acorte convoca: Vaya a la valla y busque la errata
Gustave Flaubert, autor de la célebre novela Madame Bovary, decía que las erratas (“equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito”) eran los piojos de las palabras.
Y tal parece que nadie, ni los más eximios escritores, ya sea por apremio, apatía o por exceso de confianza, se han librado de engendrar esos indeseables bichos, cuya intromisión ha provocado, no en pocas ocasiones, la paralización de rotativas o la publicación de segundas o terceras ediciones, con el oneroso coste que eso supone.
Los correctores saben bien de esas ubicuas fatigas porque son ellos, cuando los diarios o las casas editoriales disponen de sus servicios, quienes tamizan los textos.
Así pues, parte de sus municiones son su cultura general y sus conocimientos de sintaxis, ortografía y semántica.
Conscientes de que la destreza de escribir correctamente y de expresarse bien es parte de la esencia de la buena comunicación, la Asociación de Correctores de Textos del Ecuador (Acorte), convoca un año más al concurso Caza de Erratas, que esta vez, en su sexta edición, cuenta con el apoyo de la Universidad de las Américas (UDLA).
Pueden participar todos los ecuatorianos o residentes en Ecuador, mayores de 15 años, enviando imágenes que evidencien faltas ortográficas o gramaticales que aparezcan en espacios públicos: vallas publicitarias, señalética, rótulos, publicidad en general o carteles.
La competencia tendrá dos categorías: popular y empresarial.
Y es que nadie se salva de cometer errores, ni esos seres elevados a la categoría de ídolos. A pesar de su destreza para usar figuras retóricas en sus composiciones musicales, Gustavo Cerati comete un desliz (¿lo notaron?) en el estribillo de “Prófugos”. “No tenemos donde ir, somos como un área ‘desvastada’”. ¡Ay, Gus, no seas tan cruel!
Y así como “devastada” suele ser confundida con “desbastada”, hay palabras homófonas que generan dudas: hecho (echo); vienes (bienes); acervo (acerbo); arrollo (arroyo), o rayo (rallo).
Pero el que esté libre de errores, que arroje el diccionario, o la placa, como lo hizo Barcelona.
En 2017 el “ídolo del Astillero” subió al patíbulo cuando la placa que habían colocado sus dirigentes en el estadio Monumental, en honor a Isidro Romero Carbo, decía lo siguiente: “...‘octuvo’ 4 títulos nacionales y la primera final de Copa Libertadores en 1990, y fue el principal propulsor de la ‘construción’ del estadio Monumental”. El “omenaje”, accidentado y vergonzoso, constriñó a la eliminación de la peculiar placa.
Errar, queda claro, es humano, pero perseverar -en el error- es diabólico (errare humanum est, sed perseverare diabolicum).
La Acorte, institución que organiza el concurso, fue fundada en el año 2011 y desde el 2012 hace esta convocatoria.
Forman parte de su directiva Mauricio Alvarado Dávalos y Eli Salgado. La lexicógrafa, poetisa y escritora Pilar Cobo, miembro de la Acorte, manifiesta que el objetivo del certamen es concienciar sobre la importancia del idioma.
La Acorte ha creado en esta edición la categoría Estudiantil, en la que podrán participar los estudiantes de Periodismo de la UDLA. Habrá premios como tabletas, Kindle, lotes de libros, talleres de escritura, entre otros.
La presentación del concurso será el 28 de mayo, a las 10:00, en el salón de uso múltiple de UDLA Park (camino a Nayón). Los participantes podrán enviar sus fotografías hasta el viernes 28 de junio a la dirección de correo electrónico [email protected]. La ceremonia de premiación se realizará el 2 de julio.
El concurso cuenta con el aval de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, UDLA Ediciones, el Centro de Publicaciones de la PUCE, Emepecé. Asesoría Lingüística y la marca de ropa College Hoodies. El jurado estará conformado por los miembros de la Acorte y representantes de los auspiciantes.
Las odiosas erratas pueden ser producto de un descuido, ignorancia o, en el mejor de los casos, de miopía. A ponerse, pues, los lentes para encontrar esos indeseables piojos. ¡Que empiece la cacería! (I)