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El Telégrafo
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Son 160 obras de las décadas del 60 y 70, muchas de ellas nunca vistas en reino unido

68 artistas pop exhiben en el Tate Modern

La pieza ‘Doll Festival’ (1966) del artista japonés Ushio Shinohara se presenta en la muestra ‘The World Goes Pop’, en Londres. Foto: tate.org.uk
La pieza ‘Doll Festival’ (1966) del artista japonés Ushio Shinohara se presenta en la muestra ‘The World Goes Pop’, en Londres. Foto: tate.org.uk
04 de octubre de 2015 - 00:00 - Leonardo Boix, especial para El Telégrafo

El arte pop suele considerarse como un fenómeno artístico angloestadounidense que responde a una cultura mundial consumista, muy individualista y comercial, con exponentes como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Peter Blake.

El museo Tate Modern de Londres tomó esa premisa inicial para explorar a fondo cómo las diferentes culturas han contribuido, repensado y respondido a ese movimiento, no solo desde Europa y Estados Unidos, sino también en América Latina, Asia y Oriente Medio.

La exposición ‘The World Goes Pop’ (El mundo se vuelve Pop) estará abierta hasta el próximo 24 de enero con 68 artistas y 160 obras de los años 60 y 70, la mayoría de ellas nunca antes vistas en Reino Unido.

“La exposición revela una historia alternativa del pop, subrayando a figuras clave de la era que en muchos casos habían sido olvidadas por la historia”, destacan los organizadores de la muestra.

La exposición da cuenta de la importancia del lenguaje artístico subversivo, de tono crítico y de protesta social en muchos países del mundo.

América Latina presenta exponentes de la talla de las argentinas Marta Minujín y Delia Cancela, la peruana Teresa Burga, la colombiana Beatriz González y la brasileña Anna María Maiolino, entre otros.

El movimiento de arte pop, nacido en el Estados Unidos de posguerra como reacción a la dominación de los poderes del mercado y los medios de comunicación masivos, se trasladó de inmediato a muchos otros países como fuerza desestabilizadora a la política.

La exposición de Londres muestra cómo cada uno de los artistas utilizó ese lenguaje visual para criticar los orígenes del capitalismo de mercado, al tiempo de beneficiarse de sus medios masivos de difusión y poder gráfico.

Entre los artistas se destacan también la austríaca Kiki Kogelnik, más conocida por sus esculturas antiguerra como ‘Bombs in Love’ (1962); el croata Boris Bucán, con sus logos y marcas comerciales subversivos; y muchas exponentes del movimiento feminista, entre ellas Evelyne Axell, Eulàlia Grau, Nicola L., y Martha Rosler, todas ellas que buscaron desafiar el molde tradicionalmente masculino que había dominado el canon pop hasta entonces.

El arte pop también estuvo asociado con el consumismo individualista y la celebración de íconos globales, como Marilyn Monroe o Elvis Presley, pero muchos artistas del mundo eligieron utilizar en cambio el poder de las masas como símbolo incluso más revolucionario de la cultura contemporánea, como el artista brasileño Claudio Tozzi, con su obra ‘Multitud, 1968’ que habla del movimiento social de mayo de ese año; o el grupo de pintores antifranquistas Equipo Crónica, representado en la muestra con ‘Concentration or Quantity becomes quality’.

Para el director del Tate Modern, Nicholas Serota, los artistas de la muestra “se dejaron tentar por ese momento especial en que el arte hizo ‘pop’ (...). Fue posiblemente la primera corriente global que se propagó por el mundo de un chispazo. Pese a todos los caminos recorridos por el arte desde entonces, ese lenguaje visual nos sigue pareciendo tremendamente moderno”. (I)

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