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El Telégrafo
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'Portadores de Sentido', dos décadas de arte en América

Los quiteños Manuela Ribadeneira y Adrián Balseca; el cuencano Pablo Cardoso y los guayaquileños Jonathan Harker y Oswaldo Terreros  son los artistas ecuatorianos que participan de la muestra que se exhibe en el Museo Amparo de Puebla, de México. Temas como el impacto social de los medios masivos de comunicación, excursiones y etnografía hacen parte de los trabajos presentados.
Los quiteños Manuela Ribadeneira y Adrián Balseca; el cuencano Pablo Cardoso y los guayaquileños Jonathan Harker y Oswaldo Terreros son los artistas ecuatorianos que participan de la muestra que se exhibe en el Museo Amparo de Puebla, de México. Temas como el impacto social de los medios masivos de comunicación, excursiones y etnografía hacen parte de los trabajos presentados.
Fotos: Cortesía CPPC
24 de febrero de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

Las formas de reconstruir y cuestionar la historia de cinco artistas ecuatorianos confluyen con otras narraciones latinoamericanas sobre la geografía, la identidad, el entorno urbano y el impacto social de los medios de comunicación.

El trabajo de los quiteños Manuela Ribadeneira, Adrián Balseca; los guayaquileños Jonathan Harker, Oswaldo Terreros y el cuencano Pablo Cardoso son parte de la muestra Portadores de Sentido, que se inauguró la semana pasada en el Museo Amparo de Puebla, en México.

No solo se trata de una exhibición de arte que, esta vez, reúne a 70 artistas de 16 países de América Latina. Esta muestra aborda de alguna manera un recorrido por la historia que ha aunado durante las dos últimas décadas, una de las colecciones de arte latinoamericano más importantes de la región, la de Patricia Phelps de Cisneros (CPPC).

Con la idea de generar un diálogo con piezas adquiridas entre 1990 y 2015, la colección ha pedido la curaduría de Sofía Hernández Chong Cuy, excuradora de arte contemporáneo de la CPPC y directora del Witte de With Contemporary Art Center en Rotterdam, Holanda.

Chong Cuy ha dividido la muestra en cuatro facetas: inserciones, excursiones, ambientes concretos y mediaciones. Curiosamente, en excursiones se cruzan algunos de los trabajos de los artistas ecuatorianos, así como el de otros autores latinoamericanos que han presentado sus propuestas en la Bienal de Cuenca.

En 2014, el artista quiteño Adrián Balseca llevó un Andino Miura -el auto fabricado en Ecuador como símbolo de progreso- remolcado desde Quito a Cuenca, por la carretera Panamericana con el tanque de gasolina amarrado a la parrilla.

A través de este performance en el que la gente se acercaba a preguntar por lo que el artista hacía, se vinculaba también la memoria colectiva sobre aquel carro al que Balseca considera “el dispositivo para regresar a mirar los impactos medioambientales del llamado progreso”.

En la obra de este quiteño, el progreso es siempre un ideal y sus formas de pensar el paisaje parten de un ejercicio de autocrítica y observación.

El registro de este recorrido está en un video con el que ganó el Premio París, de la XII Bienal de Cuenca, Ir para volver, curada por Jacopo Crivelli Visconti y Manuela Moscoso.

En este encuentro, el más importante del país en arte contemporáneo, también participaron el argentino Edwardo Navarro y la quiteña Manuela Ribadeneira, quienes de igual forma exponen sus trabajos en la muestra de la CPPC, en México.

En 2014 Ribadeneira presentó en Cuenca la serie El arte de navegar: Objetos de duda y de certeza. En el Museo Amparo de Puebla, en México, la Colección muestra su obra Tiwintza, en la misma categoría que la de Balseca, excursiones o formas de pensar en la geografía.

En su obra, Ribadeneira reconstruye la selva que el arbitrio internacional confirió al Ecuador en régimen de propiedad privada dentro de territorio peruano como parte de los acuerdos de paz, luego de que ambas naciones llegaran a un conflicto armado en 1996.

La obra, de acuerdo al historiador de arte Rodolfo Kronfle, en su antiguo sitio Río Revuelto, interpela “la retórica nacionalista que siempre surge en tiempos de guerra. Este punto geográfico llegó a simbolizar una causa de unión inédita al interior de un país gravemente fragmentado por fisuras regionales y de clase”.

Para Kronfle, Ribadeneira “alude a todo este conglomerado de intensidades identitarias que el imaginario Tiwintza desata, pero lo emplaza en una plataforma con ruedas, volviéndolo un símbolo móvil de significaciones que fluctúan según las mismas condiciones que diferencian a quienes su invocación llegó a unificar en algún momento del tiempo”.

Dentro de esta sección está la propuesta de Pablo Cardoso, quien a lo largo de su producción artística se ha dedicado a registrar la naturaleza y las formas en las que el hombre la modifica.

El trabajo de Oswaldo Terreros es una de las imágenes centrales de este encuentro. En su manifiesto textil, Terreros reproduce la imagen de una indígena encontrada en internet y la reconfigura con la tipografía de su movimiento GRSB, a través del cual parodia la política latinoamericana.

Desde su propuesta, Terreros reproduce de manera análoga una imagen con la idea de “enfrentar la estructura publicitaria completa de carteles gigantes, cajas de luz, publicidad a nivel de calle y toda la plataforma de comunicación en la esfera pública”, según sostiene.  

La curadora Sofía Hernández Chong Cuy, actual directora del Witte de With Contemporary Art Center en Rotterdam, Holanda, dice en una entrevista que esta muestra surge a través del diálogo entre dos instituciones (la Colección y el Museo Amparo de Puebla) y muchos gestores de arte.

El reunir los trabajos de la colección en un recorrido con distintos significantes “tiene la intención tanto de hacer visible una investigación que se lleva haciendo en América Latina a través de las décadas, como de mostrar la experimentación artística y comunidades de pensamiento que se vienen desarrollando, digna de mostrarse al público y orgullosa por su contribución a la historia del arte”.

De acuerdo a la curadora, durante los años que trabajó en la CPPC realizó varios viajes de investigación curatorial en las ciudades de Guayaquil y Quito.

De aquella experiencia considera que “hay una escena artística efervescente en Ecuador y hay más artistas ecuatorianos representados en la CPPC que aquellos incluidos en Portadores de sentido”.

Chong Cuy hace hincapié en que dentro de este panorama de arte contemporáneo se incluyen obras de artistas de otros países latinoamericanos que participaron en exposiciones en Ecuador, como la Bienal de Cuenca, en sus distintas ediciones. (I)

Datos
La colección
Se ha dividido en inserciones, teorías y métodos de la etnografía; excursiones: Geografía y territorio; ambientes concretos: El entorno urbano; Mediaciones: El impacto social de los medios de comunicación masiva.

70 artistas de 16 países son parte de esta colección que se presenta, en parte, en el Museo Amparo.

Colaboración
El Museo Amparo recibirá dos obras de la colección Patricia Phelps de Cisneros como parte de la red de museos internacionales a los cuales Patricia y Gustavo Cisneros han donado obras. (I)

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