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El Telégrafo
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Renata Pacheco, guitarrista y compositora de la banda Extreme Attack

"La calavera es un símbolo contra la discriminación"

Renata Pacheco integra la banda de thrash metal Extreme Attack.
Renata Pacheco integra la banda de thrash metal Extreme Attack.
Marco Salgado / EL TELÉGRAFO
19 de enero de 2019 - 00:00 - Luis Fonseca Leon

Ahora, Renata Pacheco es música profesional pero, de niña, se había alejado de un instrumento por no poder tocarlo. La flauta le causó dolores de cabeza y le hizo tomar una guitarra por la que estudió música en el conservatorio con un sueño aún no cumplido: ser la directora de una orquesta, como un tío suyo.

Extreme Attack es la banda de thrash metal que integra junto al bajista Patricio Viveros y al baterista Edwin “Floyd” Montaquiza. Y cuyo regreso a los conciertos este año va a ser junto a los estadounidenses Overkill, el próximo 7 de febrero en la Estación de Cristal. Un escenario que ha visto pasar a referentes del género, como Testament y Anthrax.

Renata aparece en las ilustraciones de su banda con la forma de una calavera, como la que tiene tatuada en el antebrazo izquierdo, cerca de unas alas que parecen salirle de la piel y que se agitan sobre el mástil. El día de la entrevista recuerda que una quena la espera en casa, como cuenta pendiente.

¿Al ser creyente, aunque no religiosa, cómo sobrelleva que su banda haya publicado una portada en la que están representadas las ruinas de una iglesia en llamas...?

No omitamos que aparecemos asesinando a un cura (sonríe), algo que se escucha en la Intro (66) del disco

[... In the Name of Thrash Metal, 2013], y fue mi idea, por la intención de ir contra la hipocresía que es seguir dogmas en que la gente predica cosas que no hace. Que alguien juzgue a otra persona por su gusto musical, por ejemplo, que lo considere mala influencia va en ese sentido. ¿Cómo es posible que quienes son inmorales quieran criticar un gusto ajeno? La religión no lleva a ningún lado, es más valioso ser honesta y buena persona, sin ir cada domingo a darse golpes de pecho en misa. Se trata de un cuestionamiento a las actitudes, no a las creencias, que respeto. Crecí en una familia católica y sé que es algo que no se puede evitar.

¿Cuestionó alguna vez que Slayer usara una iconografía que puede ser catalogada como fascista o satanista?

En algún momento. Pero al investigar por qué usaban esos símbolos, vi que Tom Araya decía que “eso vende”. Era un recurso comercial para la banda. Cuando le preguntaban sobre lo satanista que puede parecer, respondía que quiere vender su música. Quienes estamos dentro del metal a veces le buscamos la quinta pata al gato, y hay respuestas simples, como el impacto que algo puede generar.

Y hay rockeros que rechazan  muchas propuestas por lo comerciales que puedan ser...

Es común. Pero desde el primer momento en que haces música quieres que se dé a conocer, y eso se consigue vendiéndola. Eso de mantener algo exclusivo, de rechazar “lo muy escuchado” está fuera de lugar.

¿El mensaje apocalíptico seguirá siendo la característica de Extreme Attack?

Tuvimos esa idea desde siempre; lo que no pasará es que topemos de otra forma temas sociales o políticos. Estamos separados de eso y nos mantendremos así.

Publicar ilustraciones mortuorias y belicistas en las portadas muestra una posición política: el rechazo a la guerra...

Sí, pero no queremos entrar en la división que hay en el medio por cuestiones políticas. En un punto, ciertas bandas se han relacionado con distintos partidos y nosotros no somos amigos de esa idea.

¿Ha habido una entrevista en la que no le preguntaran sobre el rol femenino en el rock?

No. Ha pasado siempre. La pregunta típica es “¿qué se siente ser mujer en el metal?”, pero el arte va allá del género. No se necesita ser hombre o mujer para transmitir lo que te gusta.

¿Cómo ha asumido la insistencia sobre ese tema?

Lo que hago es mencionar que esa pregunta me la hacen siempre, quiero que sepan que se debe ir más allá de eso, que se trata de música y de personas.

Cansa un poco porque es una forma de encerrarse en ciertas ideas, en lo que quieren encontrar, en repetir en lugar de buscar algo que esté más allá, en lo humano.

¿Siente que la escena es hostil con los músicos ecuatorianos?

En bandas mixtas pasa que cuando el público ve que una mujer sube al escenario, cree que es ayudante de los instrumentistas. Eso ocurrió en uno de los primeros toques que tuvimos con Extreme... ¿Por qué tienen que pensar que una chica va a ayudar a un guitarrista en lugar de ser la protagonista?

Y la primera vez que subí a una tarima fue junto a una banda de amigos de mi barrio, Kryphus. Tocábamos covers, tenía 16 años y miedo a las alturas. Fue en un terreno de la Ferroviaria en el que montaron un escenario muy alto, donde el baterista no era visible para la audiencia. Me sudaban las manos, las piernas me temblaban... con el pasar del tiempo he aprendido a controlar esas cosas.

Pero aparte de eso no he sentido trabas o recibido negativas, siempre me he sentido cómoda.

Y debe ser satisfactorio ser imprevisible, mostrarles que estaban equivocados...

Claro, y tengo familia, amigos cercanos que me han dicho que no imaginan cómo soy en escena. Es que ahí se proyecta algo distinto de lo cotidiano, hay un cambio motivado por la adrenalina de estar tocando.

¿Le pondría una letra en español a una canción de Extreme Attack en futuras composiciones?

No. Es por algo que tiene que ver con cuestiones musicales: el metal suena mejor en inglés y te abre las puertas al mundo.

¿Dejaría las calaveras?

Me gustan porque al verlas no distingues si es hombre, mujer, rico, pobre o amante del jazz, metal, cumbia... La calavera es el símbolo de la igualdad, en que no se discrimina por género, tendencia o cualquier cosa. Y así deberíamos comportarnos los humanos.

Enrique Pacheco fue director de la Orquesta Sinfónica del Consejo Provincial de Pichincha. Él motivó a su sobrina Renata para que estudie música. Su bisabuelo hacía las guitarras Campana, de concierto, que se exportaron a Uruguay o Venezuela.

Durante su adolescencia, su padre, Gustavo Pacheco,  trabajó con el lutier aunque no aprendió el oficio. Pero a este fotógrafo le gustaba escuchar Queen y Led Zepellin cada domingo en casa. De ahí al thrash solo hubo que esperarlo un tiempo, que ahora es muy productivo. (I) 

Hellbangers


El trío quiteño Extreme Attack publicó las canciones homónimas del grupo y de su EP junto a “Slaughter” el año pasado. En febrero presentará una versión en casete de su primer larga duración con una canción grabada en directo como bonus. 2019 también será el año de su nuevo álbum de thrash metal.

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