A propósito de los mensajes radiales y televisivos que en los últimos tiempos ha emprendido el ciudadano Guillermo Lasso, ex hombre fuerte de la banca aristocrática, los ecuatorianos nos preguntamos: ¿Acaso el hombre es un narcisista, es decir, desea mostrar su lado bueno por las santas arvejas? ¿O tiene sentimientos de culpa, por todos los latrocinios que el sector bancario, al que pertenece, propinó al pueblo con el famoso feriado bancario y los cobros que rayan en la ilegalidad por los servicios que prestan; al que sin ninguna duda defendió y seguirá defendiendo a costo de lo que sea?
¿O será que el hombre tiene tanto dinero que su vanidad por hacerse conocer lo motiva a gastar ingentes cantidades de dinero en este objetivo? Si el remordimiento es tan grande, ¿por qué no invierte mejor esos recursos en los sectores sociales a los cuales la banca chulquera perjudicó? Con toda esa campaña publicitaria de venta de su imagen, o de su otro yo, tratando de encubrir al verdadero yo, podría estar calificando para candidato al programa que se transmite en GamaTV, denominado “Héroes verdaderos”.
¿O será que el ciudadano Lasso está en plena campaña electoral al sillón presidencial? Si esto último es cierto, que es lo más probable, sin duda, en uso de su legítimo derecho como ecuatoriano, y en su caso en particular de representar al sector oligárquico al que pertenece, no representa ningún problema o trasgresión a las leyes.
Lo reprochable de su accionar es que desde el inicio nos esté engañando y se presente con una imagen del “yo no fui” y pretenda, utilizando los vacíos que la ley le permite, comenzar una campaña electoral fuera de plazo, con la única idea de que los gastos no sean imputados al gasto electoral.
En otras palabras, de entrada nos está trampeando; por eso cuando el ciudadano dice al final de sus spots publicitarios de campaña electoral “Yo soy Guillermo Lasso”, los ecuatorianos al unísono le respondemos: ¿Y?
¿Y dónde estaba cuando la banca chulquera nos robaba el dinero con el feriado bancario?
¿Y qué ha hecho para que estos banqueros devuelvan el dinero y respondan a la justicia?
¿Y qué ha hecho para defendernos de los cobros exagerados por los servicios bancarios?
¿Y por qué actúa de forma indecente, al iniciar una campaña electoral con su venta de imagen, que puede ser relacionada como “legal”, pero que es incompatible con la ética y la moral pública? Sobre todo del cargo que, por su intermedio, la oligarquía ecuatoriana e internacional quiere recuperar.
Señor Lasso, los ecuatorianos, cada día más conscientes, políticamente hablando, sabremos diferenciar en las urnas a su redentor de los depredadores disfrazados de oveja.
Galo Betancourt Criollo
C.C. 0701204265
