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El Telégrafo

¿Y ahora qué?

02 de junio de 2011

A nivel internacional, la funcionalización de los partidos de “izquierda” con el sistema capitalista al colmo de llegar a incorporar en su ideario la política económica neoliberal, está permitiendo ganar terreno a las tendencias más radicales de la derecha, en el contexto de una etapa de transición hacia nuevas “formas” de participación social promovida y empujada por los jóvenes, que se hallan indignados por el carácter de la democracia que se vive en los países “desarrollados”, dominada por banqueros y militares o la denominada “comunidad internacional”.

Los procesos políticos que viven algunos países en América Latina son ricos en procesos de ampliación de la democracia como: apertura de oportunidades, reducción de privilegios oligárquicos y gremiales, y cambios en la estructura legal-institucional para democratizar los espacios y servicios públicos y comunitarios, situación que genera crisis políticas por la reacción de los afectados, en lo nacional, regional y planetario.

El artículo “Cinismo y sinvergüencería: Uribe utilizó archivos de Raúl Reyes para relacionar a las FARC con Ecuador”, de Ecuador Inmediato, muestra la intervención de la extrema derecha internacional articulada para desestabilizar a gobiernos progresistas que rompen con la globalización neoliberal. Y el artículo “Vicecanciller de Ecuador rechaza imposiciones provenientes de Europa contra nuestras naciones”, también de Ecuador Inmediato, devela la vigencia del mecanismo del comercio desigual para sostener el coloniaje.

Los eventos del 1 de marzo de 2008 y del 30 de septiembre de 2010, que vulneraron la soberanía nacional y la estabilidad del Gobierno y la democracia, también tienen detrás un mismo actor ideológico-político: la derecha.

En este contexto, el Gobierno ha optado por desarrollar procesos de legitimación de los cambios a través de consultas directas al soberano, sobre temas críticos como la reforma del sistema judicial, la estructura de propiedad y contenidos de los grandes medios de comunicación y el enriquecimiento privado ilícito. Los resultados tienen un claro pronunciamiento por el Sí en las 10 preguntas del referéndum y la consulta.

Parece que, con el ancla política y financiera internacional, se viene una avalancha de la derecha con dos actividades estratégicas: 1) Desconocer los resultados, mediante la táctica de la “poca diferencia”; y 2) Un escenario de crisis provocado por la reacción del Gobierno al ponerse la oposición fuera de la ley, de forma de ir escalando las protestas y enfrentamientos callejeros.

Es necesario, entonces, que el Gobierno reconozca los aspectos básicos de los resultados, para romper la estrategia de la derecha: 1) Su situación actual no sería posible sin una larga resistencia y lucha de los sectores progresistas (incluida la izquierda tradicional); 2) Las limitantes de la acción política gubernamental obedecen a factores ideológico-políticos y operativo-institucionales internos; y 3) Faltan consensos sobre el modelo socioeconómico en marcha. La izquierda radical no tiene un discurso alternativo a la propuesta gubernamental, por lo que la derecha lo funcionaliza en sus medios explotando su oposición, pero neutraliza los rasgos de diferencia y que significarían la profundización de la democracia y los procesos de redistribución. El Gobierno ha asimilado -como el resto de partidos socialdemócratas del orbe- que la profundización del capitalismo equivale a la profundización de la democracia, porque la nueva institucionalización y el acceso al mercado favorecen la igualdad de oportunidades. El papel de las organizaciones sociales es visto como un elemento de apoyo y sostenimiento de su proyecto político, no como la condición esencial del cambio alternativo.

Esta falencia ideológica, y más la falta de militancia de sus principales personeros, impide que se amplíen los horizontes políticos para un acuerdo mínimo sobre un modelo socioeconómico que profundice los cambios redistributivos, como el agua, la tierra, la minería. Temas postergados y que radicalizan el discurso de la izquierda tradicional.

Sin embargo, ya están llegando los límites del modelo extractivo y las fuerzas dominantes presionan por una disminución de los cambios que -por su lado- los sectores populares requieren. Hay que mirar con mucho detenimiento lo que se viene...  Es fundamental que la tendencia amplíe los debates, en especial en los medios comunitarios y públicos. En ese camino auspiciar el cambio de las viejas y oportunistas dirigencias, promoviendo a los nuevos y jóvenes liderazgos.

Atentamente,
Econ. Jorge Enrique Carrillo Chauca
C.C. 050039661-9

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