La visita que tuviera en días pasados -que se ha hecho pública en todo el país- por parte de una asambleísta y una abogada, ambas aparentemente muy relacionadas con el expresidente de la década pasada, Rafael Correa, a una testigo “clave” y justamente en un día sumamente importante para tomar decisiones trascendentes respecto el exmandatario (en uno de los tantos juicios que se le acusan), ha sido motivo de muchos comentarios legales, a nivel popular e incluso de ciudadanos extranjeros.
Ya ha traído las primeras consecuencias esta visita, que, a decir de autoridades, no habría cumplido con los requisitos mínimos, siendo destituida ya la directora de la cárcel. Es cierto lo que dicen quienes son afines a esta visita: que todos los ciudadanos, cumpliendo con todos los requisitos, podemos visitar o ser visitados a detenidos, igualmente considero que todos los ecuatorianos tenemos el mismo derecho de pensar o no respecto al quehacer humano, conforme a nuestros conocimientos y principios.
Por tal motivo, somos miles de ecuatorianos los que no creemos el motivo que ha indicado la asambleísta por el que fue a visitar y supuestamente hacer ofrecimientos a una testigo muy importante en el caso Correa; lamentablemente para quienes todavía creen en el exmandatario cada vez somos miles de miles los que no lo hacemos y lo tachamos. No existen -de lo que sepamos- antecedentes de este tipo de visitas carcelarias por parte de la mencionada asambleísta y la abogada perteneciente al estudio jurídico que defiende a Rafael Correa.
Sería encomiable y la invito a la asambleísta y a la abogada a que visiten a tantas detenidas y maltratadas que están en las cárceles de nuestro país. Si pueden ofrecer maravillas, que lo hagan; cuántas son madres, abuelas, hijas, etc., que incluso por delitos menores se encuentran detenidas. La preocupación de la asambleísta por todas estas detenidas sería valorada en alto rigor y, sin lugar a dudas, conjuntamente con la abogada podrían mejorar la defensa que tienen cientos de detenidas en nuestro país. Mientras tanto, la duda persiste con relación a esta tristemente célebre visita… (O)
Dr. Fabián Guarderas Jijón
