La violencia sexual en contra de las mujeres y las niñas es un mal moral
30 de abril de 2019La violencia sexual en contra de mujeres y niñas es un mal moral, como todo tipo de violencia que se ejerce contra cualquier persona, y más aún cuando es de tipo sexual, ya que vulnera uno de los elementos más íntimos de la personalidad humana. Sin embargo, el aborto también es violencia contra la mujer, que ataca a la capacidad de ser madre, algo que es exclusivo de su naturaleza.
Resulta por demás extraño que se cite a santo Tomás de Aquino sobre ese tema, un santo católico que vivió en el siglo XIII cuando no existía ni el conocimiento científico ni teológico suficiente sobre la concepción del ser humano. Adicionalmente, la opinión de un teólogo por más santo que sea, es eso, una opinión, la doctrina la define el magisterio oficial de la Iglesia, lo que dicen los papas y los obispos en concordancia con el Santo Padre.
La doctrina católica al respecto está clara: “el tema del aborto ha sido absolutamente claro: “2271 Desde el siglo I, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral. No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido (Didajé, 2,2; Bernabé, ep. 19,5; Epístola a Diogneto 5,5; Tertuliano, apol. 9). Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefandos (GS 51,3).” Punto 2271 del Catecismo de la Iglesia Católica.
Esa es la posición de la Iglesia, y la posición que todo aquel que dice ser católico debe mantener, si no lo hace incurre en esta otra realidad: “2272 La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave”. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. Y esa responsabilidad tenemos todos los católicos, independiente de cualquier tendencia política.
Marcelo Chiriboga