Muchos hombres no aprecian la existencia del perfumado primor femenino. Provocarle torrenciales lágrimas a una mujer es irrespetar acentuadamente la sagrada y divina creación del universo. Son alarmantes las circunstancias que viven muchas mujeres. Mujer, nunca calles los abusos de la calle, no debes permitir la violencia; cuando tú callas los abusos estás alimentando el poder del agresor.
Sea quien sea, tu deber es denunciar lo trágico que estás viviendo. Las mujeres son la exquisita fragancia de nuestra respiración. La presencia de ellas es lo que le da sentido maravilloso a nuestro mundo. El mar de felicidad e inspiración que ellas desbordan no tiene comparación. No hay razones para darles maltrato, sí motivo para hacerlas vivir lo dulce del mundo terrenal. Lastimar a una mujer físicamente o verbalmente es lo más incoherente que un hombre puede hacer.
La violencia respira en todos los sectores de la sociedad. Gran cantidad de jefes son destacados autores de violencia; muchos políticos y religiosos también dicen presente. Pero en donde reina más la violencia es en el hogar y muchos padrastros protagonizan los abusos sexuales.
“Miles de mujeres en todo el mundo son víctimas de la violencia de género, la cual puede ser psicológica, física, verbal, económica, patrimonial y feminicida; esta última tiene el fatal desenlace de la muerte violenta de las mujeres. El feminicidio es la expresión más brutal en la escalada de violencia en contra de la mujer”. (O)
Carlos Javier Jarquin