Publicidad
La furia imperialista anidada en países del Medio Oriente está haciendo tristes melodías de lamentos de inocentes y odiosas sinfonías de bombas y misiles que cada día siembran -con ambición y pólvora- el horror sobre la faz del planeta.
Vale transcribir unas de las estrofas de realismo y premonición de mi poema ‘Viento Peregrino’, que generosamente Colección Sur y la Unión de Artistas y Escritores Cubanos, publicaran en 2012 en La Habana:
“Este viento que coquetea con los árboles
es el mismo que atónito se intoxicó de llanto
ante cadáveres de espanto
en la ciega explosión de Chernobil,
que sembró de soledad y melancolía
los campos de Ucrania.
Es el viento aquel que, agónico de dolor,
se enloqueció en Bagdad
entre bombardeos de barbarie,
mientras el fuego de la muerte
consumía la historia y la leyenda.
Es el viento enfermo de pólvora
haciendo espirales de estupor
desde Líbano a Israel,
de Israel a Siria,
de Siria a Afganistán,
de Afganistán a Palestina,
vistiendo de luto
el origen febril del cristianismo”.
Arturo Santos Ditto
[email protected]