Quién se iba a imaginar que el proyecto desesperado del pícaro Fidel, llamado Foro de Sao Paulo, tendría las repercusiones que se observan en Venezuela.
Cuando el alumno “útil” llamado Hugo Chávez empezó a desarrollarlo, se habló de “Chavezmanía” y los torpes venezolanos lo mutaron en una especie de dios que lo requisó todo, hasta las conciencias; Morales, Ortega y Correa no quisieron quedarse atrás y lo imitaron.
Felizmente este último se atrasó en cumplir el objetivo principal del Foro: apoderarse del ejército y aquello desembocó en la tumba de la que no podrá salir. Como todo se acaba en esta vida, apareció un joven venezolano con agallas y se proclamó presidente.
Claro que inteligentemente se hizo con tiempo del apoyo de Trump y otros presidentes que empezaron a desconocer a esa veleta ignorante llamada Maduro y hoy vemos que el ejército sumiso empieza a trastabillar ante lo inevitable.
Habrá más muertos, sí, pero ese es el precio que tiene que pagar un noble país sojuzgado por un psicópata del siglo XXl que hace tiempo se edificó un miserable puesto en la historia. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar