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El Telégrafo

Universidad para todos...

25 de marzo de 2012

Sí, la Universidad es para todos, porque “La educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida... las personas, las familias y la sociedad tienen el derecho y la responsabilidad de participar en el proceso educativo” (Art. 26 de la Constitución).

Todos debemos tener presente que “La educación pública será universal y laica en todos sus niveles y gratuita hasta el tercer nivel de educación superior inclusive” (Art. 28 de la Constitución). En este último texto constitucional, con el respeto que se merecen los legisladores que lo redactaron, escribieron el verbo “ser” en futuro, creando una expectativa y quedó redactado que: “La educación pública será...”; el simple y buen entendedor puede apreciar que se trataría de una posibilidad a futuro, pues “será” es incierto. Es como decir “será lluvioso o no el día de mañana”, eso no lo sabemos, necesariamente habrá que esperar. La correcta redacción debió decir en tiempo presente: “La educación pública es... gratuita...”.

Dejando de lado los aspectos semánticos, nos referiremos concretamente a: “El dercho a la educación superior (que)consiste en el ejercicio efectivo de la igualdad de oprtunidades, (pero) en función de los méritos respectivos...” (Art. 4 LOES). En esta parte, la Ley Orgánica de Educación Superior es clara y podemos repetir que la Universidad es para todos, el derecho a estudiar y profesionalizarse se basa en la igualdad de oportunidades, pero también se debe tener una clara apreciación en cuanto al “derecho” a estudiar que está garantizado. Muchos, o todos lo jóvenes en especial, tienen la “actitud” de continuar sus estudios en la Universidad. Se tiene la “actitud” hasta con coraje por superarse, pero también se debe reconocer y enfrentar la realidad: no todos tienen la “aptitud”. Sin querer disminuir o quitar el derecho a nadie.

Es diferente “actitud” en contraste con “aptitud”, lo primero puede ser la motivación y buenos deseos, pero chocan el querer con el no poder, esto es no estar apto por diferentes motivos, entre los que se destacan: no disponer de tiempo para poder estudiar, porque el estudiante trabaja para su sustento o para mantener a su familia; no tener tiempo debido a eventualidades como, por ejemplo, enfermedades, partos, en casos de mujeres; distancias lejanas desde el domicilio y dificultades de transporte para llegar a la Universidad, etc. Estas son algunas de las dificultades que hacen chocar la “actitud” con la “aptitud”. Entonces, una cosa es querer y otra es poder.

Corolario: la Universidad es para todos... aquellos que, pese a tener su “actitud”, no están “aptos”, porque para estudiar en la Universidad se requiere una aptitud especial de dedicación exclusiva al ciento por ciento de tiempo para estudiar e investigar.

Basta recordar la precisa indicación que reza en la cédula de ciudadanía, en donde dice la “profesión”, muchos se identifican como “estudiante”, lo que significa que todo su tiempo lo tiene dedicado exclusivamente a estudiar.

¿Cumplirán los estudiantes con su profesión de estudiar? Si la respuesta es afirmativa se podrá decir que la Universidad es para todos... los que se dedican a estudiar. Bien por ellos, las familias y la sociedad que necesita de estudiantes que estudien los problemas y aporten con soluciones a los mismos.

Ab. Fernando Coello Navarro M.Sc.
C.C. 0900469818

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