Aunque hayamos sido elegidos como los campeones mundiales de la empatía, poseemos una extraordinaria vocación a perseguir todo aquello que no se acomoda a nuestro requerimiento individual o al de grupos hegemónicos del país. ¿Será que el análisis para otorgarnos el título de la referencia haya sido mal asignado o será que los otros países del globo terráqueo son peores? Menciono el antecedente por la gran cantidad de estupideces que se comentan y publican a raíz de la visita de Estado del presidente de la República Popular de China.
Sin lugar a dudas es un extraordinario acontecimiento y es la visita más importante que se haya realizado jamás a nuestro país. Y no solo por lo que representa en el concierto mundial la República Popular de China sino porque, con su política exterior, ha inaugurado una nueva visión de lo que debe significar la cooperación internacional, la aplicación de la solidaridad de la cooperación Sur-Sur y el camino a la multipolaridad, tan importante para los pueblos pobres.
No debe ser ajeno a nuestra percepción que la República Popular de China, tiene su propia agenda directamente vinculada a sus legítimos intereses como nación y país y, en consecuencia, actúa en función de ello, pero también no debe escapar a nuestro entendimiento que, en sus relaciones internacionales, no conjuga la prepotencia, la injerencia en asuntos internos ni menoscaba la soberanía de ningún país, va a lo suyo y, es fácil deducirlo, no transgrede el derecho de los demás ni el suyo propio.
Nos debe quedar claro que existe una abismal diferencia con el comportamiento de los multilaterales en similares circunstancias. A los compatriotas amargados les pido que amarren sus negativos sentimientos y que se allanen ante las realidades que nunca antes han ocurrido en este bendito país. (O)
Kléver Medina Alvarado