La distritalización de las tres provincias con mayor representación de electores en el país trae una serie de cambios que motivarán muchos análisis, muchas estrategias y estratagemas, nuevas propuestas y más, sobre todo, un reverdecimiento de las representatividad con la presencia de gente salida del propio centro territorial que le corresponde y que conoce del sentir ciudadano más internamente.
Para quienes están acostumbrados a ver nombres rimbombantes en la Asamblea, con “abolengo”, con parentesco, con lazos consanguíneos y membresía al círculo social de los “dueños de los partidos”, quizá la conformación de la Asamblea pase a ser “mediocre”, por decir lo menos. Pero para quienes vemos desde el centro de la circunferencia hacia arriba, es decir, desde el corazón mismo del pueblo, nos parece de lo más justo, por decir -también- lo menos.
Y es que de “mediocre a justo” existe mucha diferencia. Son dos posturas que distan diametralmente de acuerdo al cristal con que se mire. Para los dueños de los partidos y los elegidos por “parcería” no existe la justicia más que la que dictan sus amigos y vasallos. Y para la gente con raigambre popular, el anhelo de la representación de un vecino, de un coterráneo, de gente como la gente común, de aquellos que conocen y han vivido sus propias necesidades, es lo que más se acerca a la justicia social.
Tal vez los asambleístas que nazcan de las distritalizaciones no lleguen al pleno del Legislativo con la misma prolijidad discursiva que tienen los “elegidos” por los “caciques”, quizá no derrocharán verborrea y fiereza como lo hacen los “elegidos a dedo” a la hora de intervenir con sus propuestas dictadas por los (repito) “caciques”. Pero confío en que dediquen más tiempo y esfuerzo a la elaboración de propuestas recogidas del entorno en que se desarrolla su actividad particular, su diario vivir, su contacto directo con sus electores, con quienes viven en los distritos que los eligieron y padecen las mismas necesidades y anhelan la misma legislación que los ampare.
Eso los hace unos asambleístas de trabajo (los distritales) vs. los asambleístas de discursos que pasan horas y horas en el pleno de la Asamblea con exposiciones que no cambian un voto ni suman una voluntad, porque todo está preconcebido y buscan solamente, con esa verborrea, ganar espacio de pantalla y lucirse ante un electorado que se deja impresionar por el oropel.
Los ecuatorianos de las tres provincias distritalizadas, en nuestro caso Guayas, y particularmente Durán, tenemos una gran responsabilidad y una histórica e inigualable oportunidad de elegir verdaderos representantes de nuestros anhelos, de gente que hace patria en el día a día y conoce y comprende nuestros requerimientos, por una Asamblea que nos represente verdaderamente.
Ramiro Serrano Miranda
Durán, Guayas