Por informaciones aparecidas en el diario que usted dirige muy objetivamente me he enterado de que se está efectuando un concurso para elegir el nuevo Defensor del Pueblo. Debo reconocer públicamente que con el gobierno del presidente Correa se están escogiendo a los mejores ciudadanos y ciudadanas para ocupar altos cargos públicos de responsabilidad.
En buena hora que en nuestro país se comience a hacer justicia para quienes realmente merecen ocupar una función con la responsabilidad, honestidad, eficiencia y, sobre todo, siendo solidario con el resto de compatriotas.
Hace muchos años que he venido siguiendo la trayectoria pública del Dr. Efrén Roca Álvarez, que fue subsecretario de Relaciones Exteriores, gobernador de la provincia del Guayas, registrador de la Propiedad del cantón Guayaquil, reconocido profesor del centenario colegio Vicente Rocafuerte, asesor de ministros y funcionario de algunas instituciones públicas.
Como ciudadana preocupada por el destino de la Defensoría del Pueblo, me permito hacer una pública recomendación, señor Director del diario El Telégrafo. De todos los aspirantes a dicho cargo que merecen mi consideración es justo enviar mi felicitación al organismo que está realizando el proceso de selección, pero también es más justo que se reconozcan los antecedentes de Efrén Roca en el análisis de los merecimientos.
Entiendo que esto no tiene ningún puntaje, pero como ecuatoriana, y con derecho a expresarme, solicito a los señores miembros de la comisión que tomen muy en serio los antecedentes y trayectoria de los aspirantes para que no se equivoquen y más tarde el país pueda lamentarlo.
Me inclino por Efrén Roca porque, en varias ocasiones, la institución a la que pertenezco, que defiende los derechos humanos de la mujer, ha recibido apoyo y ha sido muy consecuente con nosotros y con nuestras familias. Creo que le sobran merecimientos y acciones -en concreto- a favor de las mujeres, embarazadas, tercera edad y discapacitados.
Qué mejor prueba que cuando ejerció la Gobernación de Guayas combatió la mafia del transporte para eliminar los torniquetes que tanto humillaban a los usuarios en Guayaquil.
Eso es una verdadera defensa de los derechos humanos con una prueba evidente de que se trata de un ecuatoriano comprometido con la comunidad y con un afán desinteresado de servir a todos quienes hemos sido ofendidos por quienes atropellan a diario nuestros derechos humanos.
Ojalá que estas expresiones sean oídas por los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y que, cuando tengan que tomar la última decisión, escuchen la voz del pueblo, que es la voz de Dios.
Atentamente,
Gioconda Guerrero Carrasco
0912381449
