Está a punto de aprobarse la nueva Ley de Comunicación; sin embargo, nadie se ha preocupado (o atrevido) a cuestionar los programas de mal gusto, vulgares, chabacanos, que emiten algunos canales de televisión.
Estos programas saturados de indecencia deben ser controlados por una Junta de Censura, que trabaje en bien de la moral, de las buenas costumbres y en defensa de las familias, las niñas y niños del Ecuador.
Al parecer, a nadie le preocupa este abuso. Existe una censurable permisividad, inclusive en la publicidad engañosa que induce al consumismo. La nueva ley también debe regular este desenfreno.
¿Es que ahora está prohibido prohibir?
Universi Zambrano Romero.
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