Una pregunta capital se abre paso para explicar el resultado electoral venezolano. ¿A qué se debe el triunfo de la derecha opositora agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cuando sus integrantes, con la derrota en hombros, acudieron a las urnas? Sí, derrotados, por ello no acudieron al compromiso de respetar los resultados sean cuales fueren, convocados por el presidente Maduro, y siempre pusieron en duda la legitimidad de todo el proceso electoral.  

Influencia categórica en los resultados han tenido las transnacionales de la comunicación al falsear la realidad afirmando que Venezuela vive un régimen dictatorial, un reino de la miseria, donde no existe libertad de prensa ni de expresión. Ideas fuerza creadas desde los centros de poder económico encabezados por EE.UU., España y México. Preparando la opinión internacional y fomentando el miedo, la desconfianza en la población.  

Similares perlas informativas se lanzaron durante el cierre de frontera colombo-venezolana que ponía un alto a las acciones paramilitares, narcotráfico, contrabando de alimentos y combustibles, desde Colombia, en complot con empresarios y comerciantes venezolanos antipopulares.

En ese mismo mes se produce la resolución del Congreso norteamericano, declarando a Venezuela como una seria amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Aquello provocó la movilización y el rechazo de la población venezolana superando los 10 millones de ‘tweets’, exigiendo a Obama que derogue dicho decreto. También generó inseguridad y pánico en los votantes el merodeo del portaaviones de guerra George Washington de la Marina norteamericana en las costas venezolanas.

El control del Parlamento con mayoría calificada es un triunfo del imperio norteamericano en su afán por recuperar el control del petróleo venezolano y truncar el modelo de desarrollo para alcanzar el Buen Vivir, no solo en América Latina, sino en todo el mundo. Se aproximan eventos desestabilizadores, no solo en Venezuela, sino para la región. (O)

Rodrigo Proaño C.