En 2008, en Ecuador 1.352 personas murieron en los 35.831 accidentes de tránsito que se registraron. Ese año hubo 14.152 heridos y en relación al 2007 se incrementaron en un 33,7%. En 2009 fallecieron 1.998 y hubo 17.032 heridos en 21.528 accidentes de tránsito. En suma, son miles de ecuatorianos los que mueren cada año a causa de colisiones de tránsito y muchos más sufren traumatismos y discapacidad. Son la primera causa de muerte en adolescentes en nuestro país y obviamente tienen un impacto devastador en las familias y la sociedad. En ese grupo de edad, los varones jóvenes, como peatones, ciclistas, motociclistas, conductores, principiantes y pasajeros, tienen una probabilidad aproximadamente tres veces mayor que las mujeres jóvenes de morir o sufrir traumatismos en las carreteras. Afortunadamente, cada vez hay más concienciación sobre la prevención de traumatismos causados por el tránsito.
En nuestro país, ventajosamente la nueva Ley Orgánica de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial y sus recientes reformas, hacen hincapié y demostrarán en el futuro que por fin y al abordar los factores clave -en particular la conducción bajo los efectos del alcohol, el exceso de velocidad, el uso de cascos y cinturones de seguridad, el diseño y la infraestructura de las carreteras, donde solo un necio no verá una ostensible mejoría-, se pueden salvar muchas vidas y ahorrar recursos financieros importantes, pese a que el índice de motorización siga en aumento.
Antes de 2007, de esta nueva visión y esta nueva ley, nunca se habló siquiera de la seguridad vial. La seguridad vial nunca es accidental: es el resultado del esfuerzo consciente de muchos individuos y muchos sectores de la sociedad, gubernamentales y no gubernamentales por igual. Cada uno de nosotros tenemos un papel que desempeñar: Agencia y Comisión de Tránsito, ministros de transporte, salud y educación, proveedores de atención médica, asociaciones de automovilistas, educadores, estudiantes, aseguradoras, fabricantes de vehículos, medios de comunicación y las víctimas de accidentes de tránsito y sus familias.
Llama la atención, entonces, que en medio del drama y el dolor de muchas familias ecuatorianas que recientemente perdieron a sus seres queridos, salgan irresponsables dirigentes de los transportistas, nuevamente a tomar de rehenes a los usuarios y ciudadanos, y a amenazar con un paro, en un sector donde la misma Constitución considera al tránsito como estratégico y prevé graves sanciones para dirigentes que sigan usándonos como prenda de negociación. Que el señor Presidente Correa y don Ricardo Antón, director de la Agencia Nacional de Tránsito, hagan respetar nuestros derechos -como estoy seguro lo harán-, cambien ese pasado de muerte y hagan de nuestras calles y carreteras, lugares seguros con conductores responsables.
Dr. Pablo Izquierdo Pinos
C.C. 0300742665
