Resultaría una quimera, aunque soñar no cuesta nada, es recomendable siempre tener sueños imposibles, porque luchando por sueños imposibles se logra obtener cosas posibles.
Cómo quisiéramos que el derecho irrenunciable al trabajo llegue a todas las personas que estén en condición de laborar, que -además- dicho trabajo sea de su gusto y que su remuneración sea digna, para vivir cómodamente.
En algunos países, como sanción a los que delinquen, se aplica el trabajo social obligatorio. Sería recomendable que nuestro país acoja dicha modalidad. Un refrán señala que la “vagancia es la madre de todos los males”. Debemos rechazar la filosofía del negrito del batey (porque para él el trabajo es un enemigo, “...el trabajar se lo deja a todo el buey, porque el trabajo lo hizo Dios como un castigo...”), existe una canción grotesca que indica “...no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar, quiero tocar la guitarra todo el día, y que la gente se enamore de mi voz...”.
Sería algo exagerado, pero estoy seguro de que al criminalizar la vagancia, con las excepciones justificables, se lograría el pleno desarrollo del país, el Gobierno Nacional y el sector financiero privado deben promover créditos blandos, para que dinamicen el sector laboral, desarrollando activamente el trabajo productivo.
Atentamente
Lcdo. Ricardo Ordóñez Jaramillo
C.C. 0905197463