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El Telégrafo

¡Todos somos herederos!

13 de junio de 2015

Resulta que por obra y gracia del proyecto de ley sobre la herencia todos los ecuatorianos de la noche a la mañana nos hemos convertido en herederos. En tal circunstancia, en forma desvergonzada, los grupos más reaccionarios, falseando la verdad, pretenden convencernos de que dicho proyecto de ley es un atentado a la integridad de nuestro patrimonio. Bajo este pretexto falaz las ‘momias’ conservadoras pretenden -con apoyo de la reacción internacional- crear las condiciones para dar un golpe de Estado. El libreto es conocido y ha sido aplicado en contra de los gobiernos progresistas de América Latina.

La más desvergonzada desinformación que propagan banqueros con aspiraciones políticas, como Guillermo Lasso, no tienen otro propósito que el de provocar miedo en los más amplios sectores ciudadanos, a fin de que los marginados por la sociedad erigida desde la fundación de la República por estos ‘connotados patricios’ no solo justifiquen la pretensión de la oligarquía de dar un golpe de Estado, sino que también se sumen a su demencial proyecto.

Actitud infame con la que la oligarquía pretende ocultar la perversidad de una sociedad que hasta hace poco tenía niveles de inequidad de los más altos en el mundo, que marginaba a la mayoría de ecuatorianos, no solo de una herencia material, sino de las más elementales oportunidades para una vida digna, perversa situación que ha venido siendo combatida por el presidente Correa con adecuadas políticas de redistribución, que serán profundizadas con la aprobación de leyes como la de la Plusvalía y de la Herencia.

Esta justa intención ha desatado en los grupos de poder económico del país -Cámaras de la Producción, Asociaciones de Productores, Banqueros, etc.-, una tan furibunda como injustificada reacción que deja en evidencia su visión de país, visión en la cual sus mezquinos intereses pretenden sean confundidos con los intereses de todos los ciudadanos. Por ello no debe extrañar el que estos sectores minoritarios -con la complicidad de una prensa convertida en actor político- afirmen que dicha ley atenta contra el emprendimiento, desalienta la inversión, lesiona a las empresas familiares y perjudica a todos los ecuatorianos.

Nada más alejado de la verdad, pues con la aplicación de la Ley de la Herencia, tanto la inversión, como el emprendimiento y las empresas familiares no sufrirán afectación. Asimismo, el noventa y ocho por ciento de ecuatorianos que no heredan grandes fortunas no pagaría este tributo, pagarían solo los que han amasado grandes fortunas, sea al Estado central o a los gobiernos seccionales o, en su defecto, entregarían acciones a sus trabajadores para democratizar el capital. ¿Acaso quienes se oponen a este acto de justicia no son los mismos que se golpean el pecho declarando públicamente su vocación cristiana?

El pánico de algunos empresarios y dirigentes gremiales por el impuesto a la herencia tiene un tufo de preocupación porque seguramente piensan que sus hijos serán incapaces de valerse por sí mismos, y necesitan heredar sin pagar impuestos, con el propósito de perpetuar y acrecentar su fortuna.

Hoy, como nunca, los ciudadanos con un mínimo de sensibilidad tenemos la obligación moral de defender un proyecto político que, entre otros propósitos, busca la justicia y la equidad.

Víctor Hugo Jaramillo Garcés

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