Mentiras para llegar al poder. ¿Será acaso parte de la política el mentir? La oposición en sus intervenciones en TV, alzando la voz, gesticulando valentía, dice: ”Vamos a enjuiciar e irán con sus huesos a la cárcel. Los funcionarios del Gobierno han robado, cometido peculado, cohecho, enriquecimiento ilícito, lavado de activos”. Y en baja voz, casi inaudible, añade: “...que habrían podido cometer”.
Esa pueril acusación y el dudoso ‘habrían’, convertido en una constante en sus mensajes para convencer al votante no surten el efecto esperado por los opositores. Parecen menospreciar el alto razonamiento y lo intuitivo que es el pueblo, el cual, por las amargas experiencias, sabe, siente y lleva un acumulado de sufrimiento e identifica de manera natural a quienes pretenden engañarlo.
La oposición dice sin tapujos: ”Vamos a derogar varios impuestos, para así abonar al progreso de importadores, exportadores, empresarios, industriales, agricultores, banqueros. Con esas medidas, estos estratos sociales acrecientan su patrimonio (fortunas) y, por ende, aumentan sus actividades, cuyos resultados son positivos: hay incremento de fuentes de trabajo, mayor producción, más importación y exportación, mayor volumen de ventas y consumo, abaratamiento de costos, cero inflación. El Estado, por el sistema de liberalización del sector privado, verá crecer las recaudaciones, preponderantemente el IVA”.
Este encantador e ideal programa es precisamente el que siempre impusieron los gobiernos que antecedieron al actual. Resultados: miseria en salud y educación, precios inflacionarios, mayor evasión y menor recaudación fiscal, atraso en todos los órdenes. Hoy, estos políticos y malos ecuatorianos(as) pretenden renacer, pero por voluntad soberana del pueblo han sido superados. Hoy están como anclas del progreso, calificando a sus políticas como libertad de emprendimiento.
Consecuencias inmediatas: pauperización de la población.
Marie-Jeanne Roland de la Platiere exclamó ante el verdugo cerca de la guillotina: “¡Oh, libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”. (O)
César Antonio Jijón Sánchez
