La televisión como medio de
comunicación en el Ecuador “deja mucho qué desear”, para utilizar una frase cliché que les cae muy adecuadamente a este tipo de medio de comunicación.
Parece que nunca deja de estar en campaña política. Lo que reafirma su condición de sujeto político, que quedó más que evidenciada cuando la Asociación de Canales de Televisión intentó que se le reconozca, como sujetos políticos que son, por parte del Consejo Nacional Electoral para intervenir en la campaña por el No en la consulta popular que dio el triunfo al Sí y las propuestas del Econ. Rafael Correa, presidente de la República.
Antes del sufragio, ya sea para elegir candidaturas o consultas legales, arman toda una estructura comunicacional sesgada, que busca destruir al candidato o la postura que se ubique del lado contrario del que se encuentran los propietarios de la estación televisiva.
No se salva nadie. El equipo de empleados está obligado a tomar partido consecuente al patrono. Una lealtad insalvable. No hacerlo sería como firmar con antelación una carta de renuncia al cargo que se tiene dentro de la empresa. Si comparamos con una supuesta acción similar dentro del Gobierno, sería como salir al ostracismo, convertirse en paria.
Ahí muere la libertad de expresión. En los mismos corrillos de los “defensores” de esa libertad. Si un empleado no comulga con las ideas sociales de los dueños de los medios de comunicación privados, está propenso a recibir una patada en las partes blandas del cuerpo y ser echado a la calle.
Y... llega el día del sufragio, se consuma el derecho de la ciudadanía a elegir o decidir su suerte o sus gobernantes.
Y continúa la campaña política de los canales de televisión: van por cambiar los resultados si los creen adversos.
Y pasan los comicios y los escrutinios, y empieza otra campaña. Nunca paran. Son sujetos políticos a tiempo completo. Si no hay qué elegir, entonces buscan atacar al gobernante de turno que no les permite canonjías y prebendas.
Y atacan todo. Hacen su calendario de ataques. “Este mes, ataquemos al sector salud. El próximo
ataquemos a la seguridad social. Luego a educación, obras públicas...”. Es lo que se percibe desde la óptica de un televidente ávido de noticias, pero que solo recibe campaña política opositora agresiva.
Hay que hacer más televisión para informar, para educar, para entretener; menos para campaña política y menos para atacar.
Eso sería defender la verdadera libertad de expresión. Ejemplos hay muchos, ya los trataremos en otras aportaciones.
Atentamente,
Ramiro Serrano Miranda
Durán – Ecuador