Hay silencios que carcomen e incomodan; todos llevamos un silencio bien guardado, ese que genera temor divulgar; quien no oculta un amor indebido, quien en su diálogo interior, no se sonroja de algún pecadillo que avergüenza.
Es que hay silencios que incomodan.
Con voz clara el exalcalde afirma; sin concurso se contrató y se pagó demás; se demoró la negociación y solicita que se diga qué pariente participó… Hay silencios que el tiempo alarga, como que la falta de respuesta los minutos expande, como que a la ley de la relatividad se la pudiera palpar.
La buena práctica señala que cuando de reputación se trata, los silencios prolongados solo la credibilidad corroen; ¿es que de este sencillo principio alguien nunca escuchó? ¿O es que acaso el quiteño, con el tiempo se resignará a pagar el precio alto e injusto de su diaria movilidad?
Este tema lo destapan desde la centralidad, en un momento muy sensible de nuestra coyuntura electoral; las afirmaciones generales, tanto el gobierno como todas las instancias han pedido detallar; claramente han hablado que a nadie van a socapar. Está claro que lo que exigimos es toda la verdad; no una lista segmentada que pretendan manipular.
Hay silencios que incomodan; y que pretenden engañar; no es posible que la espada de Damocles en medio de la campaña esté en manos de la garra imperial. Esa treta hay que evitar y; es por eso que Quito ya anticipa esta jugarreta intervencionista en el proceso electoral. De inicio el anuncio genérico de “funcionarios gubernamentales”, está claro que lo que ha hecho es sembrar la duda y la oportunidad para pretender golpear.
No me digan que la justicia del norte, para llegar a negociar no llegó a toda la verdad, otra cosa sería que hoy pretenda segregar y que listas dirigidas, segmentadas nos quiera entregar.
Hay silencios que avergüenzan otros que humillan, como esos silencios prolongados que solo se los rompen desclasificándolos después de por generaciones acallar la verdad; silencios como el que ocultó la complicidad del genocidio chileno; o el que dio al traste con el supuesto pacto interamericano de asistencia recíproca, cuando la corona británica en suelo argentino, retomó su presa colonial, con la complicidad del gendarme continental.
¡Qué silencio más rastrero! Como el que soportamos con mordazas bien selladas sin poder protestar, por el bloqueo a la isla, que en el seno de la OEA fue impuesto sin pudor a gobiernos títeres carentes de vergüenza y dignidad.
Es por esto ciudadanos que es indispensable no callar y pedir que inmediatamente se aclare toda la verdad. Sé que la treta con el tiempo electoral va a jugar, ha llegado el momento de la intrusión rechazar; no permitamos que la injerencia ensombrezca nuestras decisiones al votar y que a última hora, la arremetida mediática y en las redes inviertan la voluntad popular.
Reinaldo Torres Jaramillo