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El Telégrafo

Sobre las tesis plagiadas

04 de enero de 2013

El mensaje que deja en el lector común la cacería mediática que intentó manchar  la imagen del candidato Ing. Jorge Glas, es que nuestras universidades mejor calificadas gradúan profesionales con tesis  plagiadas. Y la pantalla que usaron esos medios  para justificar este golpe bajo electoral, y que viola impunemente todas las leyes que protegen el buen nombre de los ciudadanos, se basa simplemente en pruebas publicadas en Internet.

La falsificación de documentos académicos, como un título profesional, tiene su escenario legal en las leyes penales comunes para su tratamiento. Pero un supuesto plagio de una tesis de grado que alguna universidad haya  aprobado para graduar a un alumno es un proceso que se desarrolla en el marco de la autonomía académica universitaria, como Ley de la República, y no en las cuentas Twitter o las páginas de la prensa amarilla.   

Justamente las mejores universidades calificadas del mundo, como es la Politécnica del Litoral, disponen de protocolos de graduación que se cumplen rigurosamente a lo largo de meses bajo la tutoría de profesores directores de tesis, y luego, generalmente, procede la sustentación del tema ante un tribunal de profesores. En la práctica, las tesis de grado, y de acuerdo a la calidad de cada institución universitaria, resultan innovadoras y se premian, otras son más teóricas o simplemente prácticas, pero todas tienen que cumplir un mínimo de condiciones, a juicio de la tutoría, como ejercicio teórico-práctico del alumno que aspira a graduarse.  

Vale citar que, precisamente, la nueva Ley de Educación Superior del país contempla   elevar y nivelar la calidad de la enseñanza universitaria y de sus graduados, obviamente en su marco académico.

Pero ahora, a más de haberle restado algunos votos al candidato agraviado, ¿quién pagará por la grave y audaz acusación de tres o cuatro medios de comunicación  privados contra la buena imagen de una de nuestras más prestigiosas instituciones de enseñanza superior?

Es de esperar que la Senescyt, así como la Espol enfrenten con sus abogados la burda provocación electorera de esos medios, protegiendo el buen nombre institucional  y el de sus graduados, así como la autonomía académica de nuestras universidades, justamente para cortar el libertinaje mediático que podría convertirse en un arma común consagrada por los medios, para saldar cuentas entre enemigos personales, psicópatas o simples delincuentes comunes.

Luis Marín-Nieto
Profesor de la Universidad de Guayaquil
0900309964

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