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El Telégrafo

Sobre el proyecto de Ley Orgánica para la Redistribución de la Riqueza o Ley de Herencias

09 de junio de 2015

“¡Luchemos por el derecho de nuestras familias ecuatorianas a prosperar, es tiempo de actuar, ahora!”. Fuente: Guillermo Lasso.

Estas pocas palabras del futuro candidato presidencial, y las tantas muestras de apoyo (aparente) que ha recibido, realmente han generado en mí una sensación de obligación moral por manifestar mi total rechazo a esta descarada hipocresía:

¿En qué medida se afecta el progreso de las familias ecuatorianas por el proyecto de Ley Orgánica de Redistribución de la Riqueza?

Como se ha dicho en reiteradas ocasiones, somos alrededor de 15 millones de ecuatorianos, de los cuales, al año, solo 3 de cada cien mil reciben una herencia de más de $ 50.000, quienes tendrán que pagar un impuesto de $ 365, siendo hijos únicos y sin que la mitad haya formado parte de la sociedad conyugal. Esto evidencia la ínfima parte de la población ecuatoriana que se verá afectada por la medida.

También se dice que los más perjudicados serán la clase media, pues bien, aproximadamente el 45% de la población ecuatoriana está categorizada dentro de este segmento, cuya herencia, en promedio, estaría valorizada en $ 141.600, suponiendo que no se dividiría el 50% de la sociedad conyugal y el causante tuviera 3 hijos, el impuesto a pagar sería de aproximadamente $ 1.300 por hijo. ¿En serio este rubro amerita tanta protesta, habiendo recibido una herencia de $ 47.200?

Se argumenta también que los más afectados serán las empresas familiares, las cuales constituyen el 80% de todas las empresas del país. ¡Falso! El impuesto a la herencia no afecta los costos empresariales, los costos de producción ni la competitividad sino a la acumulación de riqueza intergeneracional, además que tan solo el 2% de las familias controla el 90% de las grandes empresas.

En conclusión, la clase baja no se afecta en lo absoluto, la clase media se afecta en un porcentaje mínimo, la clase alta y la muy alta sí se ven afectadas. Este último segmento representa alrededor del 13% de la población.

Y está bien. ¡Por Dios! ¿Por qué se oponen tanto a los impuestos estando en la región más inequitativa del planeta?
Entendamos que esa desigualdad no es producto de que los ‘vagos’ son más, sino de la falta de oportunidades (educación principalmente).

Cabe preguntarse entonces: ¿La lucha de Guillermo Lasso va dirigida hacia el progreso de las familias ecuatorianas o hacia la perpetuidad del statu quo que tantas desigualdades e injusticias ha generado?

Pero bueno, ¿qué se puede esperar de él? Como dijo Edmundo Vera: “La política es servir, no servirse. Las personas egoístas, en quienes prevalecen los intereses personales, familiares y particulares sobre los públicos, debieran tener prohibida su participación en la política”.

Mikaella Andrade Rodríguez
Egresada de la Facultad de Jurisprudencia de la PUCE
Quito

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