En las ediciones del 22 y 23 de abril se publican algunas referencias al gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara, el mismo que ejerció el poder político del Ecuador desde el 15 de febrero de 1972 hasta el 11 de enero de 1976.
El primer titular de la publicación en referencia dice:
“EE.UU. sometió a dictadura de Rodríguez Lara sin freno” y se publican -además- algunos cables tomados de WikiLeaks.
No es mi deseo polemizar con tan famosa fuente de información ni con el prestigioso diario El Telégrafo, pero por haber sido, en ese período, embajador de Ecuador en Panamá, creo del caso expresar mi criterio y aportar algunos elementos para el juzgamiento histórico del gobierno en referencia. En lo que se refiere a política petrolera, el gobierno anterior había celebrado contratos de concesión por 30 o 40 años con diferentes consorcios extranjeros, pero, después de firmados, siguiendo la costumbre demagógica del doctor José María Velasco Ibarra, se produjo una ley de hidrocarburos aceptable para esa fecha. Debido a que la ley no tiene efecto retroactivo su vigencia efectiva se hubiera realizado después de 40 años de promulgada. El general Rodríguez Lara la puso en vigencia de manera inmediata y se reivindicó así para el Ecuador un principio de soberanía efectiva que en lo material produjo ingresos para el fisco, y que, en cuanto a política internacional se refiere, fijó una línea de conducta de gobierno del Ecuador frente a las transnacionales petroleras.
El general Rodríguez Lara mantuvo cordiales relaciones con el gobierno del general Velasco Alvarado, del Perú, que preconizaba ya reivindicaciones antiimperialistas, con las cuales concordaba el gobierno ecuatoriano. Sin embargo, su gobierno no perdió de vista la totalidad de la circunstancia geopolítica de la región, y logró ser respetado y atendido por los EE.UU. en relaciones de cordialidad.
La concepción geopolítica integral de la gestión del general Rodríguez Lara determinó que en momentos de posible conflicto con el Perú, cuando el Ejército de ese país se movilizaba a la frontera ecuatoriana, el general Augusto Pinochet, de repudiable recordación, ordenó la movilización de tropas chilenas hacia la frontera de Perú, con lo cual se superó el peligro del enfrentamiento ecuatoriano-peruano, pues nuestro vecino sureño retrocedió las tropas para presentar un frente militar ante el conflicto que se le presentaba con Chile.
Nota: Esta actuación no atenúa la gravedad y el horror de los crímenes internos y externos cometidos por la dictadura de Pinochet.
Me tocó ser testigo presencial de la gestión del general Omar Torrijos Herrera por recuperar la soberanía para Panamá del canal interoceánico y fui, a mucha honra, representante de Ecuador ante el hermano pequeño país, durante su histórica reivindicación territorial.
El Ecuador no vaciló ningún instante en dar su apoyo en la causa panameña frente a las maniobras diplomáticas de los Estados Unidos de América. Este hecho, históricamente reconocido, desmiente absolutamente el título que motiva la presente comunicación que solicito sea publicada en el calificado órgano de su distinguida dirección.
Si EE.UU. sometió a la dictadura del general Rodríguez Lara sin freno, el Ecuador se hubiese sometido a la política internacional norteamericana, lo que no ocurrió, y este solo hecho sirve para desmentir la valoración que se quiere dar al anecdotario publicado en las ediciones del 22 y 23 de abril en el diario de su digna dirección.
Atentamente
Dr. John Dunn Barreiro