Hoy los medios de información han volcado sus noticias a la época de vacas flacas, crisis que tiene como estandarte la reducción del precio del petróleo que afecta en mayor o menor proporción a todas las naciones del mundo, dándole el enfoque de siempre: la crítica destructiva que busca ver tropezar a quien hoy dirige los destinos de la patria, y de esta forma, ayudar a que los poderes a los que obedecen puedan pescar a río revuelto.
Más allá de eso, quiero rescatar las decisiones soberanas que ha tomado el Gobierno de Ecuador con respecto a este panorama económico: la reducción del gasto público enfocándose en no perjudicar la inversión pública en educación, salud, vialidad, etc., cuyos frutos serán visibles a largo plazo (incluso para la prensa que a veces acusa ceguera selectiva).
Estas decisiones soberanas y nuestras como nunca en la historia, deberían ser muy valoradas, ya que aprenderemos mucho de lo que podemos lograr tanto en los aciertos como en los errores. No podemos olvidar las tristes lecciones que debimos aprender del FMI, del Banco Mundial y demás, que desencadenaron el descalabro económico que mermó el desarrollo del país. Podremos equivocarnos en el camino, pero aprenderemos mucho para conseguir nuestro desarrollo, que corresponde solo a nuestro pasado y presente únicos.
Que los ‘expertos’ que a diario critican sepan que tomar las buenas prácticas de otras latitudes del mundo como ejemplo referencial para poder ajustarlas a nuestra realidad nacional es muy bueno, siempre y cuando no seamos artífices de una copia sin sentido de políticas y decisiones que muchas veces divergen desde su concepción con nuestra idiosincrasia. No olvidar que quienes hoy se presentan como expertos en lo que se debe hacer, son ejemplo tangible de lo que jamás se debió hacer en el pasado; es penoso ver que la llamada oposición jamás se ha reinventado y sigue apalancándose en ‘aquellos’ a los que todos conocemos en lo más triste de nuestros recuerdos patrios.
Aplaudo la labor de este Gobierno, que incansablemente busca el desarrollo del país, ajustando procesos a nuestra realidad y sobre todas las cosas, tomando las decisiones que cada día nos dicen que el desarrollo está en nuestras manos y que lo conseguiremos siempre y cuando no perdamos esa valiosa identidad soberana que nos hace llamarnos en cualquier parte del mundo: orgullosamente ecuatorianos.
Lenin Aucatoma Jr.
