En referencia al último impasse diplomático y al anterior de Angostura, un ex Mandatario, en una entrevista de TV, manifestó que "con la soberanía no se come".
Con este antecedente, de cierta indiferencia patriótica, ¿cómo no pensar que gobernantes y diplomáticos, que en su momento fueron parte del cercenamiento territorial de nuestra nación -dueña, en el pasado, de una vasta heredad geográfica que originalmente limitaba en grandes extensiones con Brasil, Perú y Colombia, y actualmente reducida a un pequeño rezago de territorio, víctima de agresiones bélicas expansionistas, así como de entregas voluntarias de territorio a países vecinos- también hayan pensado de similar manera?
"Hablar de soberanía es hablar de dignidad, no de gana en las Fuerzas Armadas", se gritaba en coro todas las mañanas, como un saludo a la patria y de protesta a sus heridas.
¿Para qué vamos a trabajar en este día? Para fortalecer nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para reconquistar con las armas lo que la política y la diplomacia han cedido.
Considero que la verdadera soberanía de la patria radica y se sustenta en el sentimiento de dignidad de sus gobernantes y del pueblo que los eligió.
Fabián Chiluisa Villalba
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