Hombre de pensamiento y acción visionarios. El prócer venezolano desafía los siglos y aún llama a sus pueblos a continuar unidos para alcanzar la definitiva integración que tanto se necesita a favor de un completo desarrollo.
Ecuador en América del Sur es un pueblo privilegiado en muchas facetas del vivir histórico. entre esos laureles que asoman en la época de la independencia están los grandiosos hechos cuyo principal protagonista fue el Libertador Simón Bolívar. Simón Bolívar nació en Caracas (Venezuela) hace 230 años.
Astucia guerrera, genio político, modales aristocráticos, ardor con las mujeres, caballerosidad con los hombres, incluso con los vencidos. Corría el año 1797, cuando de joven ingresó como cadete del Batallón de Milicias de Blanco Voluntarios de los Valles de Aragua, al cual perteneció su progenitor.
En 1802 se casó con su prima María Tersa Rodríguez de Toro, quien falleció al poco tiempo de haber regresado a Venezuela. Afligido sobremanera volvió al continente europeo y se dedicó a recorrer España, Francia e Italia. En uno de sus recorridos fue testigo de la coronación de Napoleón Bonaparte y de la formación de su imperio.
Después, hallándose en Roma, en instantes en que visitaba el monte Sacro (Aventino), lanzó su celebérrima proclama que culmina así: “Juro por el Dios de mi padre, (...) juro por mi honor, juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen a voluntad del poder español”.
Al tanto de los sucesos de su patria, nativa, Bolívar se integró de inmediato al quehacer emprendido para conseguir la expulsión del colonialismo español. A partir de 1818, gracias a sus dotes de inteligente político, valeroso militar, su nombre acumuló respetabilidad. Se preocupó de organizar debidamente su ejército para la causa nacionalista. En 1819 pronunció el discurso de Angostura, prueba elocuente de sus atributos de legislador y estadista.
Prof. Agapito Sigifredo Cárdenas Morán