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Hace una semana Adrián García salió del anonimato y se convirtió en un héroe al rescatar a un perro atrapado en una zanja de Guayaquil.
Los ciudadanos agradecieron y aplaudieron el gesto valiente del joven de 23 años, porque a pesar de que era un total extraño para la mascota, decidió bajarse de su vehículo y asistirla en la ayuda.
Lo extraño y poco merecedor de halagos es que el Cuerpo de Bomberos no haya llegado al sitio, pese que los moradores insistieron minutos antes del rescate y las cámaras de vigilancia del ECU-911 grabaron el hecho que trascendió a diferentes medios de comunicación; tampoco enviaron a una unidad para constatar el estado del animal y del improvisado rescatista.
Entonces, ¿a quién le compete tomar estas acciones humanitarias? ¿Siempre habrá un alma caritativa que esté dispuesta a arriesgar su integridad por salvar a una mascota? Adrián considera que los animales “también tienen derecho a ser cuidados y a ser protegidos”.
Daniela Cisneros