Cuando leamos estas líneas, es posible que la gran mayoría consciente de los ecuatorianos haya dicho Sí de manera oficial a los cambios, a la esperanza de cambiar, o al menos al intento de cambiar el andamiaje caduco de la sociedad ecuatoriana, que en sus estructuras administrativas impide un armonioso avance equitativo, como por ejemplo en la administración de justicia, en cuyo ámbito para nadie es desconocido que “la justicia” solo existe para quien dispone de dinero; y a su vez, este, en el sector privado, sí merece que se justifique el exorbitante e inusitado enriquecimiento de pocos ante el asombro de muchos.
La gran mayoría de ecuatorianos Sí quiere, y como es normal, obtener el “vil metal” (dinero), pero con sudor de la frente, con el trabajo honesto, no con los degradantes juegos en las salas de juegos que se multiplican perniciosamente por todo el país, atrayendo a ingenuos con la ilusoria imagen de lograr el dinero fácil, y lo que se produce es un peligroso vicio igual o peor que el de las drogas.
Sí quieren los ecuatorianos recibir noticias veraces y no noticias a medias o tergiversadas, ni comentarios perniciosos; para tal efecto todos esperan contar con una ley de comunicación que regule las programaciones que actualmente se difunden sin censura. ¿Acaso las radioemisoras y los canales de televisión dan cátedras de ética y moral pública? Muchas son las programaciones que dejan ver brutales escenas de violencia, asesinatos, sexo, etc., igualmente la truculencia exagerada de temas que vale preguntarse si son noticias o son simples escándalos.
¿Acaso no es más importante exigir que Sí tengamos una ley de aguas que beneficie a la gran mayoría de ecuatorianos?, porque el agua ya es el gran recurso de vital importancia para la vida y debe dejar de ser el gran negocio particular de muchos, porque son muchas las grandes empresas particulares que venden el agua. ¿Por qué el Estado no ejerce su derecho constitucional de administrar el recurso agua, como el petróleo, el espectro radioeléctrico?
Sí, todos los ecuatorianos conscientes quieren cambiar para bien, solo los ilusos cegados por el fanatismo político, el odio y demás frustraciones patógenas se identifican con el negativismo.
Sí, los ecuatorianos le dicen sí a la madre que les dio la vida; y si existe un día para recordarla, el Día de la Madre es todos los días, pero al menos vale un pretexto para recordar, para celebrar con todo esfuerzo y sinceridad a la madre.
Sobre la madre es posible que se haya dicho todo, pero nunca se habrá dado todo a lo que un hijo aspira.
Sí también habrá de decir todo ecuatoriano a la madre patria. Sí habremos de repetir no solo una, un millón de veces. Sí a la patria donde hemos nacido, Sí con inmenso amor a la madre que nos dio la vida.
Atentamente,
Ab. Fernando Coello Navarro M.Sc
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