San Ramón, 28 de septiembre de 2011
Señor Edwin Ulloa
Director de
diario El Telégrafo
Presente
Estimado señor Director
El editorial “Chevron y la justicia ambiental”, de Fander Falconí, publicado en su diario, tiene varios errores.
Lejos de ser elogiada, la sentencia del juez Nicolás Zambrano, emitida el 14 de febrero, debe ser calificada de fraudulenta. ¿Cómo este juez en 58 días ha analizado 225.000 hojas de expediente (más de 3.800 hojas de lectura por día) y ha escrito una sentencia de 188 páginas sobre un caso tan sensible y complejo?
La explicación es clara. Expertos en análisis forense de EE.UU. y España concluyeron que la sentencia no fue escrita por el juez. La sentencia copia documentos y datos internos de los demandantes, obtenidos recientemente por Chevron por orden judicial en EE.UU., que no existen en el expediente. Se trata de una ilegal colaboración entre los demandantes y el juez y una violación del debido proceso. Chevron exige que se revoque la sentencia y se declare nulo el proceso.
El señor Falconí acusa de cabildeo a Chevron por haberse acercado a la embajada de EE.UU., pero ignora que los demandantes también acudieron a la embajada, según cables de WikiLeaks.
Chevron siempre ha dicho que ha mantenido conversaciones con funcionarios de la embajada y el Gobierno de Estados Unidos, a fin de asegurar que sus derechos contractuales en el Ecuador se vean protegidos, así como los tratados firmados entre los dos países.
El ex canciller sin duda conoce que es grave para un país no cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional.
Atentamente
James Craig
Asesor de Comunicación para América Latina
Chevron Corporation
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