El Gobierno debe sostener una lucha férrea contra la excesiva desocupación, manos ociosas que más temprano que tarde serán abono de graves conflictos sociales arrastrados por las necesidades, el crecimiento poblacional y la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Quizás estos muy próximos problemas los esperamos con los brazos cruzados y contemplando a nuestro agro con sus feraces tierras cayendo en la más triste agonía porque no hay quién las explote con moderna tecnología, para elevar la productividad y así tener polos de desarrollo y crear riquezas.
Poner en práctica la proclama del ministro Pablo Campana: “Abrirnos al mundo”, firmando un convenio de compromiso de venta por inversión con el Gobierno de la República Popular China. Ahondando un poco más, se puede pensar en la agroindustria. Tiene la palabra el señor Campana. (O)
César Antonio Jijón Sánchez