Los pueblos, las comunidades en nuestro país han esperado, generación tras generación, que sus sueños sean realidad. Me refiero a que sus anhelos de superación de un nivel de vida mejor -deseo natural en el hombre- no sean promesas. Ofrecimientos que siempre han hecho políticos, autoridades locales y nacionales, que son elegidos por ellos. Las obras, los sueldos que ellos disfrutan, y de todas las dificultades que ellos disponen, se los da el pueblo que los eligió para que, sin ambiciones, con humanismo y civismo trabajen a favor de todos y no de grupos y de intereses personales.
Específicamente me refiero a Santa Elena, el cantón más grande, con 170 años de vida cantonal y ahora capital de provincia, lo que amerita que ya se le haya ubicado en el sitial que merece, y esto tienen que liderarlo los santaelenenses de corazón, que sí los hay. Tienen que despertar a la realidad y enfrentar este gran reto, que es una imperiosa necesidad para que nuestra ciudad alcance una imagen y presentación dignas. Para lograrlo, se debe comenzar por sus calles. Existen barriadas que permanecen en estado primitivo, que son las del norte de la ciudad, vía a Ballenita. Y así como estas existen más.
Este es uno de los tantos obstáculos que impiden su progreso. Confiamos en que los actuales administradores actúen con mentalidad distinta, buscando el cambio, sirviendo a la colectividad que sigue confiando en ellos. Que no sea una utopía, que todos los ofrecimientos de campaña sean cumplidos para terminar con el estado permanente de frustración de la ciudadanía, cansada de promesas demagógicas.
El actual régimen está empeñado en sacar adelante al país, por lo tanto, es necesario que los gobiernos locales de cada provincia se dediquen a servir con lealtad y patriotismo y no festinar los fondos públicos.
Emilio Haz del Pezo
C.C. 090333297-1