Era cuestión de esperar un poco, pero al fin apareció en una manifestación, convocada por la oligarquía quiteña, precisamente el que faltaba: el Alcalde de Quito. Un personaje improvisado, ya que es el causante del poco avance que hemos tenido en su desastrosa gestión en este primer año de su período: permitió la paralización del Metro, el caos en el transporte sigue igual, no existe una sola obra de importancia que haya sido propuesta por su equipo de funcionarios, incluyendo a su grupo de concejales afines. Solo se ha dedicado a terminar lo que dejaron anteriores administraciones, pero eso sí, hay un inmenso gasto en las pancartas de mal gusto en parques, buses y en las obras ya realizadas. Qué podíamos esperar de un candidato improvisado que no conocía la ciudad y sin ninguna experiencia en el sector público.
Se podría pasar por alto su incapacidad de gobernar la capital, ya que muchas personas que dieron su voto por él, hoy están arrepentidas, pero lo que no me cabe en la cabeza es su lenguaje vulgar e insultante imitando a un expresidente del Ecuador -para variar, socialcristiano- con el ánimo de minimizar a la mayoría de ecuatorianos, defendiendo los intereses de las clases que han medrado por muchos años en nuestro país e insultando nuestra inteligencia. Por suerte, esa inmensa mayoría ya no come cuentos y sabemos que el Ejecutivo está gobernando en favor de todos los ecuatorianos, en especial en beneficio de las clases más necesitadas. Por el bien de mi ciudad, espero que no se imponga en mi ciudad un ‘modelo exitoso’, modelo que debería llamarse ‘de la copia’, por cuanto toman lo que hacen en otras ciudades, como por ejemplo construir un malecón similar al de una ciudad extranjera; o copian lo que se ha hecho en la capital, como los pasos a desnivel, palacios de cristal, bicipaseos, metrobuses, etc.; y hasta la mal llamada regeneración urbana, modelo que favorece a unos pocos en desmedro de las mayorías.
Para evitar que estos pésimos políticos nos gobiernen, amigos lectores, exijamos que se apruebe la Ley de Escalafón Político, es decir, que empiecen desde abajo, como dirigentes barriales, grupos sociales, luego concejales, para posteriormente aspirar a una alcaldía, luego una curul de asambleísta y, finalmente, la Presidencia de la República; de esta manera podemos estar seguros de que brindaremos nuestro apoyo a una persona que conoce la problemática social y puede llegar a ejercer su cargo con conocimiento de causa y, sobre todo, con verdaderas soluciones a los graves problemas que todavía existen en nuestro país, pese al esfuerzo de este gobierno, y no sea como hasta hoy, que cualquier ciudadano, con solo tener dinero, pueda contratar espacios en los medios de comunicación para convencer a la gente que le dé el voto, con las consecuencias ya anotadas.
Atentamente
Efraín Gustavo Gallardo Pacheco
