Cuando ocurrió la revolución cubana, los rebeldes, comandados por su líder Fidel Castro, entraron a La Habana, fueron recibidos triunfalmente por el pueblo y se instalaron en el poder, y han permanecido, pese a los continuos esfuerzos del Imperio por destruir la revolución socialista, hasta la fecha. En la actualidad, en el triunfo de la “revolución” libia, los “rebeldes” (mercenarios de la OTAN) sin líder -aplicando el método de la “tierra arrasada” del Imperio- entran a Trípoli y como “héroes” toman las ruinas del complejo residencial de Gadafi y de la televisora estatal. La prensa capitalista, parte de la maquinaria bélica del Imperio, pregona al mundo, con imágenes “prefabricadas” de los “patriotas” festejando en la Plaza Verde junto con el pueblo libio, el triunfo de la “revolución”.
Lo triste es que sin embargo de que este evidente asalto a mano armada para saquear los recursos a un país soberano es un capítulo más de la larga lista de saqueos del Imperio, que ha llevado a la destrucción de países enteros con la muerte de millones, nuestros seudoanalistas criollos (las mafias son generosas con las “mulas” que llevan droga, o a los que manipulan la realidad con sus comentarios) nos quieran hacer creer que es el pueblo libio el que se quiere librar de un tirano. Curioso tirano que ha llevado a Libia a ser el país con el mayor índice de desarrollo humano de África, certificado por la ONU, donde la educación y la asistencia médica son gratuitas, como lo avala Cinthya McKinney, americana que vivió en Libia. Solo ellos no ven una realidad que los intelectuales honestos ven, como James Petras, otro americano, quien declaró que la invasión a Libia “es uno de los grandes crímenes del nuevo milenio”, que todos estamos en la obligación moral de repudiar.
De usted, muy atentamente
Luis Guillermo Sotomayor Valarezo
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