¡Me encanta la Revolución Ciudadana! Me parece una idea que estaba dormida en las mentes ecuatorianas dispuestas al sacrificio, al esfuerzo, a la excelencia, a dar esos pasos que no dábamos por no sé qué miedo, pero que ahora han despertado como esos brotes verdes y sanos que tanto nos emocionan y nos dan esperanza.

Me estremezco porque cuando me fui hace diez años de Ecuador no se respiraba ese ambiente y la gente prefería salir a buscar su futuro en otros lugares que robar, defraudar o engañar. Digo que me encanta porque ahora que estoy en Madrid escucho las voces de mucha gente que es ecuatoriana, pero que respeta y admira lo que se está haciendo en Ecuador.

Afuera se ve a Ecuador como aquel pequeño país donde están surgiendo grandes ideas, y esas ideas  se están construyendo al tamaño de nuestros sueños. Me encanta porque cuando la gente que se va de vacaciones y vuelve a España ya habla del progreso, la innovación, de que hay trabajo, de que se respiran oportunidades, de que está pensando en volver y eso, señores, antes, era difícil de escuchar. Por eso me encanta, no porque escucho al Presidente, sino porque escucho a la gente.

Cuando el pueblo habla, prima la objetividad, prima la realidad que se respira y eso se consigue con mucho esfuerzo, pasión, amor al país y trabajo. Ese brote verde va creciendo, ahora se le ve tierno y a veces frágil, pero va hundiendo sus raíces y el tronco va erigiéndose firme y grueso para dar paso al florecimiento y la llegada de una gran remesa de frutos que nos harán más fuertes. Se me ocurren muchas más analogías, pero simplemente hay que abrir los ojos y mirar. Miremos ahora y seguiremos mirando al futuro.

Mejor alimentar lo bueno que alimentar lo malo. Hablar mejor de esto que hablar de los errores que se pueden cometer, porque al que no arriesga nada le pasa, pero aprenderemos en este camino que nos resulta difícil y estrecho. Ahora, mientras escribo desde el salón de mi casa en Madrid, percibo un futuro mejor.

También quiero volver y ser parte de este gran muro que se  construye con lo que he aprendido y estoy aprendiendo. Nadie me va a decir lo contrario porque lo veo, lo respiro...

José Bonilla Tituaña
Madrid, febrero 2013