Durante años, la realidad de aislamiento y el desarrollo socioeconómico de la región sur han estado supeditados a un Estado centralista, concentrador de poder y excluyente, que ha ido en detrimento de regiones distintas de Quito y Guayaquil, provocando grandes inequidades y poca o ninguna articulación del resto de provincias al desarrollo nacional.
Como una consecuencia de esto, la vialidad en esta zona siempre estuvo postergada. Innumerables fueron los gobiernos de paso que hicieron caso omiso de esta realidad, posiblemente por el poco rédito político que constituía atender a una región con un electorado insignificante en el contexto nacional.
Es una experiencia muy gratificante circular por la vía Loja-Zamora. Lo que hace poquísimos años significaba una larga e incómoda travesía de 57 km de carretera, en casi dos horas de viaje, por los innumerables baches y el poco o nulo mantenimiento que recibía. Hoy constituye un trayecto que se recorre en tan solo 60 minutos, con una amplitud de vía suficiente para evitar los múltiples accidentes que se suscitaron y que hicieron de esta una de las vías más peligrosas en la zona.
De igual manera, la vía Loja-Cuenca de 207 km y la vía Velacruz-Chaguarpamba-Río Pindo, de 62,50 km, presentan un estado completamente diferente que otrora. Sin embargo, la difícil geografía de la zona, con fallas geológicas por doquier, ha retrasado la entrega final de las mismas, provocando un incremento adicional al costo inicial.
Esta rehabilitación vial constituye un primer paso, al que deberá seguirle una serie de políticas tendientes a lograr una distribución equitativa de los recursos, en concordancia con las necesidades de cada provincia y que obedezca a un plan de desarrollo nacional, que propenda a la complementariedad entre las distintas regiones del país.
Tito Javier Espinosa Vélez
[email protected]