Dentro de la acepción política se conocen dos términos: el de la derecha y el de la izquierda. El primero se refiere a los partidos de los sistemas conservadores y en particular a los defensores del sistema capitalista (acumulación de capital). Actualmente se utiliza el término neoliberalismo, corriente de pensamiento económico que aboga por la liberación de los mercados: la oferta y la demanda. La izquierda propone la organización de la sociedad libre de explotación entre las clases sociales, donde prime el interés colectivo sobre los intereses particulares. Estas denominaciones tuvieron su origen en Francia con motivo de la Revolución Francesa en 1789 en la Sala de Convenciones donde se sentaron unos a la derecha y otros a la izquierda (girondinos y jacobinos). Ahora bien, los problemas macroeconómicos no son ni de izquierda ni de derecha; requieren soluciones prácticas que trasciendan de estos viejos argumentos, pues no hay políticas económicas para resolver problemas como la inflación, el desempleo, el déficit, la balanza de pagos, etc. Y en cuanto tiene que ver con la empresa privada, hay que dejarla que produzca, cree empleo y utilice su imaginación, ya que esta depende exclusivamente de los individuos; y en cuanto al Estado, exigir eficiencia e intervenir cuando se produzcan distorsiones económicas en su libre funcionamiento. Desde luego debe haber una línea divisoria entre las necesidades públicas nunca satisfechas y las privadas, pero esta línea  nunca debería estar fuera de toda consideración. La frase maestra que define el grado de participación del Estado dentro de la economía fue la del ex ministro alemán de Economía, Schiller, en la época e la recuperación de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial:

“Tan poco Estado como sea posible y tanto como sea necesario”.

Atentamente

José V. Recalde Mórtola
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