Acontecimientos de gran trascendencia ocupan la atención mundial en nuestros días. Estamos pendientes de la salud de Nelson Mandela, el líder sudafricano y universal que fue capaz de enfrentar al racismo, la discriminación o segregación en su máxima expresión, conocida como el apartheid.
Este gigante de la historia y de la lucha antirracial y democrática estaba en la lista negra de los EE.UU., catalogado como terrorista; y recién hace cinco años fue excluido de esa nómina. Esto demuestra que los llamados “terroristas” por EE.UU. son los líderes y pueblos que luchan contra su dominio, contra todo tipo de discriminación, por la democracia, por la paz y el socialismo. Es el caso de Cuba y otros países, como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros, que rompieron las ataduras imperiales.
El atentado contra la vida del presidente Evo Morales no es caso aislado. Los gobiernos vasallos de Europa obedecieron la orden del amo yanqui para negar pista al avión presidencial, a fin de consumar el magnicidio.
La Unasur, reunida en Cochabamba, alzó la voz del mundo, particularmente de nuestra América, para demostrar que la amenaza, el chantaje o la agresión contra uno de los países de la Patria Grande es y será causa común en la dignidad, la soberanía y la independencia de nuestros pueblos.
En contra del querido hermano Evo Morales se perfiló el más refinado acto de terrorismo imperialista.
Regato
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