La denuncia del Consejo Nacional Electoral que puso al descubierto el fraude en la inscripción de movimientos y partidos políticos con firmas adulteradas y falsificadas trajo consigo la reacción esperada de los opositores al Gobierno, que intentan tapar su sinvergüencería con la desfachatez de acusar al organismo electoral por los actos ilícitos de ellos mismos.
Así es que aparecen uno tras otro los precandidatos, entre ellos Martha Roldós, Gustavo Larrea, Luis Villacís (los tres de la Coordinadora de las Izquierdas) y lanzan sus acusaciones, con el mayor desparpajo, contra el CNE, y van más allá, contra el Gobierno, al que abrogan inconsistentes, ilógicas e irreales maniobras, totalmente salidas de contextos, como que “intenta atrasar las elecciones para estar más tiempo en el poder”, y una que otra barbaridad.
No les da vergüenza mostrar sus “caretucos” y acusar al organismo de control, en vez de hacerlo contra los corruptos que buscaron mañosa y fraudulentamente engañar y pasar por sobre las leyes que rigen para la inscripción y registro de los partidos y movimientos políticos. Fabricio Correa salió a decir que “todo es un chanchullo porque el Presidente tiene miedo que él le gane las elecciones”.
Pero esto no es nuevo. La precariedad de materia gris política que existe entre este grupo de opositores es patética. Son tan evidentes, previsibles y predecibles que sus reacciones son un “déjà vu” (expresión de origen francés que significa: algo ya vivido, ya experimentado).
Sucede con cierta frecuencia. Los descubren en sus maniobras desleales e ilegales, y ellos acusan a los acusadores: “las aves de rapiña disparan contra las escopetas”. Como en el caso “El Universo”: los acusan por difamación y uno de sus abogados acusa al juez de falsedad ideológica.
Y es que ese atado de políticos, politiqueros y politicuchos saltan como culebras ante el fuego, dejando con ello al descubierto su falta de creatividad para manejarse ante situaciones inesperadas (porque no se esperaban que se lance a la vindicta pública y de la justicia este fraude preelectoral).
Ya salieron con las mismas posturas los olvidados Cinthya Viteri, Andrés Roche y uno que otro que trata de ganar pantalla para ser considerado en las papeletas electorales. Los y las “caretucos”, descarados, pícaros ahora son fácilmente detectados por la ciudadanía. Bueno, es “una raya más al tigre”.
Ramiro Serrano M.
Durán - Guayas