Raúl Clemente Huerta, del Viejo Luchador al Viejo Gallo de Pelea
04 de marzo de 2015El 25 de febrero, en el Salón de la Ciudad del Municipio de Guayaquil, se conmemoraron los cien años del natalicio de uno de los más grandes defensores de los postulados de la revolución ‘machetera’ de don Eloy Alfaro Delgado, el doctor Raúl Clemente Huerta Rendón.
De profunda convicción liberal, este connotado jurisconsulto, eterno enamorado de las leyes y cariñosamente apodado como el ‘Viejo Gallo de Pelea’, se distinguió a lo largo de toda su extensa carrera política, la que abarcó varias décadas, por sus intachables valores morales, en donde el honor, dignidad, virtuosismo y prudencia fueron sus principales rasgos que marcaron sus actuaciones en el ejercicio de la función pública.
Fungió como Ministro del Tesoro, en la administración de Arosemena Tola, también como presidente del Tribunal Electoral del Guayas, o le recordaremos como presidente de la Junta Monetaria durante el período febrescorderista, en donde se lo ‘tildó’ de neoliberal, a pesar de jamás renunciar a sus doctrinas alfaristas liberales radicales. Cuando se graduó de abogado, fue llamado para ingresar al cuerpo de docentes de la Universidad de Guayaquil, lugar donde su sabiduría enriquecería el intelecto de aquellos jóvenes ansiosos de convertirse en profesionales de la ley.
Hombre harto conocido por su elocuencia, don de la palabra y hábil conducción del discurso político, se distinguía en sus inigualables disertaciones en tiempos de grandes oradores en el escenario parlamentario, donde a pesar de tener detractores, jamás cayó en la procacidad o en la ofensa, por lo que, lejos de navegar por los mares de la zozobra verbal, supo capear tormentas dialécticas con su aguda inteligencia y magna sapiencia, como producto de la dirección recibida de manos de la tutela del Dr. Emilio Clemente Huerta y Gómez de Urrea y su esposa doña Colombia Alfaro de Huerta.
Tres veces candidato presidencial, no logró la primera magistratura, ante lo cual tomaba siempre un fracaso como una lección positiva para un próximo desafío. Es que la fortaleza de ánimo y carácter, notables rasgos de su personalidad, son imprescindibles a la hora de transitar por los ásperos caminos de la controvertida política. Sin duda alguna, Huerta, el caballero de la política, representaría vívidamente uno de los pensamientos plasmados por Marco Tulio Cicerón: “In amicitia nihil fuctum est, nihil simulatum, et quidquid est, id est verum et voluntarium” (En la amistad nada hay ficticio, nada simulado, y lo que hay es verdadero y voluntario). Raúl Clemente Huerta, acérrimo y celoso guardián del legado de la revolución alfarista, supo ganarse merecidamente un lugar en la convulsionada historia política ecuatoriana, manteniéndose fiel a sus ideales y respetando, por sobre todas las cosas, el verdadero espíritu de la ley.
Ronnie Magrin Huerta