Hace 20 años vivimos el trágico feriado bancario (algunos ancianos murieron de infarto por el impacto), durante 10 años la revolución ciudadana se ferió el dinero del pueblo, se alzó con el santo y la limosna: no hemos recuperado nada de los $ 70.000 millones que se llevaron; ahora existen dos días de feriados para celebrar el Día Internacional del Trabajo, récord mundial, como para demostrar que somos doblemente trabajadores, aunque solo el 37,9% tiene empleo pleno de acuerdo con el INEC.
Muchos están molestos porque esgrimen que hay privilegios para que tres ciudades tengan asueto nacional los días cívicos 9 de octubre (Guayaquil), 3 de noviembre (Cuenca) y 10 de agosto (Quito), pues opinan que estas celebraciones deben ser locales para que en las demás ciudades laboren.
Los prófugos Ricardo Patiño, Carlos Ochoa, Carlos Pólit, Fernando Alvarado, Pedro Delgado, Ramiro González, Sofía Espín… se feriaron la libertad, burlaron la confiada justicia.
La Universidad de Guayaquil, el IESS y los centros de los privados de la libertad, mal llamados centros de rehabilitación social, se han convertido hace tiempo en ferias de corrupción, nadie puede con estas instituciones que paran un tiempo y luego vuelven a las irregularidades.
Cada año los colegios llamados emblemáticos se transforman en ferias, donde corre el billete para conseguir matrículas que no fueron asignadas; ojalá la auditoría prometida por el lento Ministerio de Educación sea pronto e investigue y castigue a los presuntos responsables.
Grandes ferias libres han creado las trabajadoras sexuales en lugares históricos y turísticos del país, con los consabidos escándalos y venta de droga. La feria de préstamos internacionales por parte del Gobierno nos tiene más endeudados que antes: $ 50.776 millones es la cifra de la deuda pública, es decir el 44,9% del PIB. Esta es la radiografía de las ferias y feriados. (O)
Lcdo. César Burgos Flor