Quito, julio 10 de 2014
Soy un vecino más de esta capital. El hecho de haber vivido en Quito más de medio siglo, de tener hijos y nietos quiteños, de haber estudiado aquí toda mi carrera universitaria hasta lograr el título de abogado, me concede el derecho de aportar con algunas observaciones que espero que el señor alcalde Mauricio Rodas y los señores concejales las tomen en cuenta para mejorar la convivencia en nuestra ciudad, que se ha tornado invivible.
No voy a referirme a la delincuencia común imperante ni al tráfico anárquico, sino a un tema que lamentablemente está pasando desapercibido: el alto grado de contaminación, a consecuencia de la incontrolada emisión de gases que despiden los vehículos, especialmente aquellos buses azules y también las unidades del transporte mal llamado Ecovía. ”Bastaría con que el señor Alcalde baje los cristales de su vehículo y se dé un paseo por las avenidas de los Shyris, 6 de Diciembre, Eloy Alfaro, Amazonas o la 10 de Agosto, 12 de Octubre, etc., para que compruebe la terrible nube de humo negro que estos buses de servicio público, la mayoría municipales, emiten por sus tubos de escape. Las veredas, los bordillos, los troncos de las palmeras están negros por la contaminación. (smog).
Esos gases que respiramos los quiteños van directamente a los pulmones, sin que nadie reclame. Paradójicamente, el control de emisión de gases que realiza la Policía de Tránsito antes de matricular un vehículo particular solo se practica a los automóviles de gasolina, que en su mayoría son nuevos; sin embargo, para autorizar la matrícula, a los dueños de los autos se les obliga a acudir a un taller mecánico para la revisión de los gases; pero para los buses y también para las motocicletas que circulan con escapes libres no hay Dios ni ley, tampoco para los que hacen uso y abuso de los pitos o bocinas (contaminación sónica).
Tal parece que la Policía solo sirve para reprimir y multar a los que hablan por teléfono o a los que no utilizan el cinturón de seguridad.
Señor Alcalde, señores concejales, espero que escuchen este clamor, para el buen vivir de los quiteños. Recuerde usted que la salud del pueblo es la suprema ley.
Universi Zambrano Romero
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